martes, 24 de noviembre de 2009

Nuestras identidades anticipativas

Hasta donde hemos podido conocerlo, en el debate entre los universalistas o biologicistas, abanderados por el propio Darwin y por toda una gran secuela de estudiosos, incluyendo a nuestro Humberto Maturana, y los particularistas o culturalistas, quizás liderados por Margaret Mead y compañía, en materia de emociones humanas fundamentales y, por tanto, sobre identidades humanas fundamentales, los primeros llevan holgadamente la delantera, y ahora disponen, con los recientes descubrimientos sobre el genoma humano, de un nuevo y pesado paquete de argumentos en su platillo. Esto significa que las evidencias en favor de la existencia de un conjunto de emociones esenciales compartido y afín entre los distintos géneros, razas, etnias y culturas humanas parecieran pesar mucho más que aquellas en contra, aunque sin llegar a anularlas. Razón de más para que, volvemos a insistir, aquí no andemos buscando nada que apunte hacia una pluralidad humana tal que justifique la incomunicación, la incompatibilidad y menos la subordinación entre culturas, sino algo muy distinto: una especie de diversidad virtuosa que valorice los aportes de cada quien y haga resplandecer aún más, mediante pequeños contrastes, la armonía emocional del gran conjunto humano.

Estamos, tal vez empleando un método análogo al que una vez entendimos que usan los chinos para superar contradicciones en el seno de los afines, tratando de comprender la naturaleza o especificidad de las distintas culturas, y especialmente de nuestra cultura latinoamericana, al interior de una sola y misma humanidad. Para ello, partimos de la constatación de una identidad común y del deseo de unidad de todos los humanos vivientes, intentamos luego distinguir diferencias y conflictos al interior de esa unidad, para luego extraer de allí lecciones que ayuden a construir una más profunda unidad e interdependencia sobre bases más sólidas. O, dicho con palabras que espero resulten elocuentes al menos para el puñado de lectores asiduos del blog, nos estamos guiando por la heurística de quien supone que no es en la transformación de las identidades humanas, que estamos examinando ahora, ni tampoco en el cambio de la naturaleza de nuestras necesidades/libertades, que exploraremos más adelante, donde hay que afincarse para impulsar la transformación de nuestra América Latina, sino en la transformación de nuestras capacidades, que comenzamos a definir en varias series anteriores. En algún momento arribaremos, aunque desde una perspectiva teórica distinta, a una conclusión semejante a la de nuestro gran pensador Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien gustaba de decir, y así le asignó esa consigna a una conocida institución venezolana, que "no hay pueblos subdesarrollados, solo hay pueblos subcapacitados".

Hasta donde tenemos noticia, las expresiones faciales de estas emociones, es decir, de la aceptación/rechazo, la alegría/tristeza, la anticipación/sorpresa y el coraje/miedo, como las hemos caracterizado, no solo son esencialmente comunes a todos los grupos humanos, sino que pueden ser comunicadas y reconocidas entre esos grupos. Las investigaciones de Paul Eckman y sus colegas, por ejemplo, publicadas en numerosos trabajos pero sobre todo en Unmasking the face (Desenmascarando el rostro), que se cuentan entre lo más sólido que hemos podido conocer sobre el tema, sugieren que las expresiones faciales de la felicidad (happiness), tristeza (sadness), rabia (anger), sorpresa (surprise), miedo (fear), repugnancia (disgust) y desprecio (contempt) son distinguibles en y por poblaciones como las tribus Fore y Dani de Papúa-Nueva Guinea, con un muy escaso contacto previo con culturas como la Occidental. Los nativos de estas culturas identificaron rápidamente fotografías representativas de estados correspondientes a esas emociones, y, a su vez, los estudiantes norteamericanos pudieron después identificar los mismos estados en fotografías de dichos nativos. Ciertas diferencias que a menudo observamos en la manera de reaccionar de miembros de diferentes culturas ante situaciones semejantes dependerían, según ellos, no de diferencias sustantivas en la emocionalidad sino en lo que llaman reglas de despliegue o de mostración de las emociones, que llevan a que ciertas culturas, en determinados casos, parezcan más emotivas o expresivas que otras.

Por su parte, Humberto Maturana, en uno de sus muchos trabajos dedicados al tema, "Lenguaje y realidad: el origen de lo humano" (En su libro: Desde la biología a la psicología), argumenta exhaustivamente en favor de la universalidad de las emociones, señala que "...las distintas acciones humanas quedan definidas por la emoción que las sustenta y que todo lo que hacemos lo hacemos desde una emoción", y llega a afirmar no sólo que estas emociones son universalmente humanas sino que constituyen el fundamento u origen de toda nuestra racionalidad: "... la comprensión racional de lo más fundamental del vivir humano, que está en la responsabilidad y la libertad, surge desde la reflexión sobre el emocionar que nos muestra el fundamento no racional de lo racional". Más adelante, en el blog, veremos como las identidades no solo son como capacidades permanentes, lo que ya dijimos, sino que también están, en el sentido opuesto, en las raíces de todas las capacidades, a quienes alimentan a través del arte, de la sabiduría o la ciencia en su sentido más amplio, y del propio amor.

En el mismo sentido apunta una interesante experiencia de la que tuvimos noticia hace ya unos cuantos años (¿unos quince o veinte?), pero cuyos detalles no tenemos ahorita a la mano, cuando un grupo de jóvenes, si mal no recuerdo daneses, que vinieron a uno de los Festivales Internacionales de Teatro que organizaba El Ateneo de Caracas, presentó una obra que trataba de la hermandad del género humano más allá de sus diferencias aparentes, y estaba basada en un lenguaje de gestos emocionales no verbales. Cuando terminó el festival, el grupo solicitó que les permitieran viajar hasta el Amazonas, en donde representaron la misma pieza ante una tribu yanomami si no me equivoco, con el resultado de que al final, según el reportaje publicado con despliegue de fotografías en El Nacional, los yanomami aceptaron la invitación de incorporarse a la obra y terminaron aportando su propia versión y enriqueciendo el relato original.

A su vez, todos los autores que hemos consultado y que ven también al ser humano como un ser biológico, coinciden en señalar grandes similitudes entre nuestra emocionalidad y, al menos, la de otros vertebrados superiores, como aves y mamíferos sobre todo. Estimo que por lo menos la mayoría de los humanos adultos estamos en condiciones de distinguir la emocionalidad básica de los animales que más frecuentamos, tales como perros, gatos, loros, pájaros e inclusive, a través de fotografías, de muchas otras especies, en las que podemos distinguir emociones básicas semejantes a las nuestras. Es muy fácil darse cuenta, por ejemplo, de la tristeza que embarga durante buena parte del tiempo a los animales enjaulados en los zoológicos chapados a la antigua, como son la mayoría de los que, desafortunadamente, hemos conocido en nuestra América Latina.

Y con lo dicho nos colocamos en posición de ahorrarnos palabras al abordar el tema de nuestras identidades anticipativas, derivadas de nuestras emociones homólogas. Sin mayores preámbulos lanzamos a la consideración de nuestros lectores nuestra hipótesis gruesa de que los latinoamericanos probablemente tengamos deficiencias significativas en la frecuentación de esta emoción vital, asociada a la segregación de las neurohormonas acetilcolina y norepinefrina, o que, en el sentido contrario, tengamos una sobrefrecuentación de las emociones del desconcierto y la depresión, asociadas a la segregación de las neurohormonas opuestas dopamina, serotonina y endorfinas. ¿No tendrá esto que ver con nuestras dificultades para el desempeño de acciones en el mundo del trabajo, la producción y, en general, la obtención de resultados? ¿No será esta la explicación del porqué de las actitudes y miradas, en promedio, más despiertas que hemos observado tanto en nuestras visitas a otras latitudes como en animales en estado salvaje o, al menos, de un alto grado de libertad relativa?

Más allá de lo que sugieren nuestros indicadores, generalmente pobres, en materia productiva, lo que ya apunta a probables bajos niveles de concentración en esfuerzos de trabajo y afines, está la constatación, esta sí tan evidente que no necesita cifras que la respalden, de una suerte de pasividad generalizada, sobre todo en lo productivo, lo científico y lo político, y de algo como una impotencia o indolencia para impedir que nos pasen una y otra vez los mismos desastres y calamidades, lo que no cesa de asombrar a gran número de visitantes y observadores extranjeros. El panorama de los tugurios y calles de nuestras principales ciudades, con su gran número de mendigos, pedigüeños, desempleados crónicos y trabajadores informales, pareciera revelar no sólo la falta de capacidades de todo tipo, sino también una especie de maniaco-depresión o déficit de atención colectivos, que no sólo afecta a sus exponentes directos, sino a todos los que de alguna manera pareciéramos bien resignarnos ante semejante situación o bien reaccionar ante ella sólo con reacciones destempladas. O, en el extremo opuesto, ¿qué otra cosa sino falta de emociones de anticipación y sensibilización revela la falta de respuestas a tales desafíos por la mayor parte de nuestras universidades, intelectuales y políticos? ¿Cómo se explica la escasez de aportes y publicaciones con ideas sobre nuestras duras realidades, incluso en condiciones en las que poseemos matrículas educativas y planteles docentes casi al nivel de las naciones modernas? ¿No tendrá esto que ver también con nuestra escasez de verdaderos empresarios y estadistas?

Conscientes somos de que nada de esto basta para probar nuestra fuerte intuición e hipótesis de que estamos como dormidos en lo que concierne a la asunción de nuestros destinos, pero ¿qué hacemos si con exagerada frecuencia nos topamos una y otra vez en nuestras calles y transportes colectivos, que a diario recorremos o abordamos, con las mismas miradas perdidas y depresivas que encontramos en los zoológicos? ¿No será que, a fuerza de siglos de dominación cultural, política y económica, hemos terminado por contraer una especie de depresión colectiva, que adormece nuestra identidad y emocionalidad anticipativas e inhibe nuestra disposición a estar alertas y responder efectivamente ante nuestros desafíos? ¿No tendrá esto que ver con aquello que ya constataba nuestro Libertador Simón Bolívar cuando, en su carta jamaiquina de 1815, se lamentaba de que "el alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad: se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas"?

Si somos francos, debemos admitir que cuando hace algunas semanas esquematizamos la idea de este artículo, e incluso cuando comenzamos a redactarlo fichas de investigación en mano, creímos que llegaríamos a conclusiones más contundentes, pero no ha sido ese el caso: nos llegó la hora de cerrar y tenemos que hacerlo casi con las mismas dudas iniciales. Aunque de pronto hemos vislumbrado un aprendizaje inesperado: si lo de que nos enfurecemos en los tumultos versus nos humillamos en las cadenas, o lo del déficit de atención o la metáfora del zoológico tienen sentido, entonces pareciera claro que el proceso de superación de nuestras inhibiciones y adormecimientos, o de despliegue de nuestras emocionalidades deprimidas, no debería andar por la vía de los desplantes o la precipitación, sino por la vía paciente de proponernos tareas no tan exigentes, de asumir nuestras realidades y vislumbrar nuestros futuros factibles, de aprender pacientemente a planificar nuestras acciones, de ordenar nuestros espacios y el uso de nuestros tiempos, de adquirir rutinas y disciplinas productivas. Lo contrario es como prescribirle al paciente propenso a las furias, la hiperactividad o la desesperación ante el estrés un tratamiento a base de garrochazos, electroterapias y sacudimientos espasmódicos...

13 comentarios:

  1. Tengo la sensación, al menos por mi, que estás logrando derrotar a tus lectores, no solo por lo extenso también por los temas. Articulos como este cuesta leerlos, no les encuentro relevancia.Que me disculpen los sociologos pero ya parecen escritos por ellos. No te llama a reflexión el no recibir comentarios?. Si sacas una cuenta de las visitas no creés que van en disminución?
    Aun no se como publicar los comentarios sin aparecer como anónimo. Rafael Maldonado

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  2. Estimado Rafael,

    Que viva la libertad de expresión y tal vez algunos prefieran la queja al silencio pero en lo que a mí respecta: si lo único que te provoca aportar son quejas sobre la longitud de los artículos entonces en lo personal prefiero que sigas diciendo nada.

    Por supuesto que esta no es necesariamente la opinión de Edgar Ricardo ni ninguna postura oficial de este blog, para lo cual no tengo credenciales de dar. Si lo único que te inspiran estos artículos es un dolor de cabeza y la sencación de haber preferido no leerlos, entonces no los leas.

    En cuanto a lo del anonimato, yo heche una explicadita en el segundo comentario al articulo con dirección:

    http://transformanueca.blogspot.com/2009/10/como-quien-celebra-algo-importante.html

    Me disculpas de entrada una cierta intolerancia pero yo sí he pasado unas cuantas horas pensando, leyendo, discutiendo y aprendiendo de estos textos y si bien comparto que podrían ser algo mas puntuales, esa viene a ser cerca de la última contribución que desearía hacer para enriquecer las ideas que aquí se presentan.

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  3. Buenos días; los doy debido a que ayer, en la noche, leí este artículo del blog y, les digo la verdad, me dejó un poco triste, porque constatar, de esta manera, la del blog, esta dura realidad. De verdad no me dejó bien este artículo, porque es como la constatación teórica de una realidad que he vivido en los últimos años. De todos los artículos del blog, que forman esta segunda parte, es el que más me ha impactado. He trabajado toda mi vida en construcción de obras civiles y me asombra que, a pesar de que les pagues bien a los trabajadores, siempre tratan de no trabajar, en cuanto te ausentas. A la hora de comer salen más temprano y, a la hora de incorporarse lo hacen más tarde. Todos estamos alienados, a la manera, como lo expresa Marx. Estoy de acuerdo, con lo expresado en un artículo anterior, donde se expresa que de tanto pisotearnos, otros paises, aquí, en nuestra propia Venezuela, también somos pisoteados, esta vez, por los propios dirigentes, incluidos ingenieros, abogados, médicos, caporales, dueños de empresas y ésto como que nos ha quitado el entusiasmo, pareciera que, siempre, estamos deprimidos, indispuestos, parece que no le vieramos el sentido a la construcción de una gran nación. Al igual que la apreciación de Edgar, de ver las caras deprimidas, me pasa, muchas veces, que observo las calles, aceras y viviendas , en diferentes pueblos: Margarita, El Tigrito, Ciudad Bolívar, Guasipati, Caicara de Orinoco, Guasdualito, entre otras, también con un aspecto de depresión, tristeza, como si no hubiese otra opción. Por lo menos a mí, me parece acertado, el punto de vista de este blog y le doy ánimo a sus organizadores para seguir por este camino. Y como ejemplo, de cómo son las circunstancias, no me desalienta, el encontrarme con adversidades. A veces el ser humano es tan terrible, que tomando conciencia de lo que le produce gran daño, a su cuerpo, es capaz de continuar por su camino, sin rectificar, hasta que muere. A lo largo de estos últimos 49 años, los dirigentes de los partidos AD, Copey, URD, MAS, Causa R y, ahora este gobierno actual, no han hecho, sino darle palo a la población. Actualmente, podemos decir, que en Venezuela hay unos 150 mil asesinos sueltos, que están dispuestos a seguir matando, quién le pone un parao a esta situación. Imaginemos lo terrible que será para Venezuela, tener unos 400 mil hogares sin padre, sin esa figura, tan indispensable para el equilibrio emocional, que es el padre. Para terminar mi comentario, me atrae la idea, de que nos planteemos proyectos viables, más sencillos, que podamos enfrentar, creo que por allí es el camino. Ánimo.

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  4. Edgar Fernando, tu no eres tan inocente en el conocimiento de estas historias, te consta que por al menos 5 años me reuní con Edgard Ricardo, junto a otros, e intentamos, y al menos un borrador quedó, hacer una propuesta de país, por una parte. Por otra ese cliche de vivas a la libertad de expresíón lo interpreto exactamente como que tu no la aceptas, por eso prefieres que siga "diciendo nada". Tal vez sean los tiempos o la influencia del socialismo del siglo XXI, así que te sugiero revises tus ideas. Tampoco entiendo tu comentario: "tal vez algunos prefieran la queja al silencio"... y claro que prefiero la queja al silencio. Por último, como eres parte activa del blog, te hago la misma pregunta: No te llama a reflexión el no recibir comentarios?. Si sacas una cuenta de las visitas no creés que van en disminución?. Amigo esto es un blog,donde se discute, se intercambian ideas, se pelea, sobre todo se defienden y no se le dice al otro "prefiero que sigas diciendo nada". Eso es exacto lo que veo con Mario Silva en La Hojilla donde solo son bienvenidos los que piensan como él. No soy el enemigo, solo tengo otro punto de vista.

    Al Tigre (Douglas Gonzalo) le recomiendo despertar porque si en tantos años de vivir y andar por este país y de haber participado en política, es, luego de leer este articulo, que constata la "dura realidad", te dire como un personaje de una obra de teatro "MAMA TOY PELDIO". Por último Tigre ya que eres lector tan asiduo del blog te sugiero revises tus comentarios sobre los 49 años de los partidos en este país y que lo que han hecho es darle "palo a la población". No se porque pero pensaría que en este blog, sin que sea un reconocimiento o desconocimiento de lo que ocurrió en esos años, la conclusión o es otra o no se parece a la tuya, al menos habla de algunos logros o personajes destacados, no "parte de cero". En todo caso que el autor (ERY) si lo tiene a bien lo aclare.

    Edagr R, espero por ti.

    Disculpen que siga siendo anónimo, mas tarde busco las instrucciones..

    Rafael Maldonado

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  5. Saludos, a los comentaristas; estimado Rafaél Maldonado, yo estoy bastante despierto, incluso más que tú, estoy seguro. No creas que estas descubriendo el agua clara. Lo que veo claramente, y como tú mismo lo expresas, es que no entiendes lo que se está tratando, te expresas de una manera bastante rara, es como tu mismo lo dices, sigues siendo anónimo. Creo, que el que está PELDÏO eres tú. Realmente, si un artículo de estos te parece largo y no le ves el sentido o te cuesta leerlos y no le ves la relevancia, tienes que revisarte. El hecho de que como dices, el blog va en disminución, no es una buena conclusión, si te encuentras dentro de la política, estos no son argumentos. Se trata de una visión, traginada por muchos años, para conseguir un camino para Venezuela y América Latina, Edgar se ha esforzado por ponerlos de la manera más asimilable posible y tú, que eres un pensador o intelectual, piensas en las cosas; no te puedes poner con ésto. Me parece estarte viendo y ve esa conducta de cierto desprecio, a dónde pretendes llegar, qué quieres demostrar, te puedo enumerar todos los fracasos de los gobiernos de los últimos 49 años y, una de las cosas, donde el pueblo ha llevado palo, en es su estima o autoestima, lo han puesto a actuar, como si las cosas no tuvieran valor y en cierta manera, tu estás actuándo así. Para concluir, te digo, Cristo no le dió algo al mundo, sin embargo, tiene millones de seguidores, acuérdate que no sólo de pan vive el hombre, sino de la palabra, de nuestras propias palabras, que son las que nos interesan.

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  6. Amigos del blog,

    Para empezar déjame decirte que con esta discusión yo lo que estoy es mas contento que'l carrizo porque ya demuestra y sobre todo promete la posibilidad de que sostengamos unas discusiones interesantes sobre los artículos del blog. Mi estilo no es el de responder a cada palabra o punta una por una pero en principio, Rafael, te digo lo siguiente:

    Aunque lo que expresé sobre la libertad va a quedar mejor enmarcado en artículos venideros que ya se anunciaron, yo respeto e invito la expresión de cualquier idea o discusión alrededor de los artículos del blog. Y si a tí te provoca sustentar en cada artículo la tésis de "Cooooño pero este artículo si es laaargo" yo no tengo ni el derecho, ni la potestad, ni la intención de prohibírtelo. Pero tanto como me han ladillado me van a ladillar y no tienen porqué gustarme y si de preferir se trata, prefiero, tal como lo dije, que no digas nada. Me entiendes?

    Libertad no significa ni homogeneidad ni pasividad. Tú por favor continúa expresando tus opiniones, y tal vez hay más quienes estén de acuardo contigo. Pero a mí no tienen ni que simpatizarme ni que gustarme, y si te quedas pegado en un quejacentrismo, no solo lo lamento sino que eventualmente ejerceré mi libertad de no pararte ni media bola.

    Yo los artículos los leo y discuto para aprender sobre algo, y yo de la idea "demasiadas palabras estorban al contenido", sobre todo por si sola, ya aprendí principalmente todo lo que tenía que aprender. Como una nota al pié de un comentario sobre la sustancia de la vaina... machete. Como un comentario personal como quien sé que se interesa y le ha dedicado tiempo a apoyar este esfuerzo de divulgación... también. Pero, aunque la rabia es muy mala consejera, sí me da como calentera ver una y otra y otra vez la misma queja pelada de "esto si esta pasado de largo".

    Confío, espero y estimo que sí vas a tener cosas que decir sobre la sustancia que aquí se discute y por sobretodísimo te invito a que presentes esas ideas para que las discutamos. Y como sí respeto tu libertad de expresar tus ideas lamentaré si en el futuro recibimos más comentarios sobre la longitud apropiada de un artículo de blog, pero que voy a hacer si no puedo sacarte de la cabeza tus opiniones, que las debes tener, sobre la sustancia que discutimos.

    En breve: la síntesis concisa es difícil de lograr y aleluya si Edgar Ricardo diera con ese clavo. Pero si tengo que escoger entre la exposición extensa de las ideas completas y un esbozo mocho pero cortico no me cabe la menor duda que en materia de ser útil para mí de recontracabeza que me quedo con la extensa.

    Déjo para otro comentario mi opinión sobre la sustancia del artículo.

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  7. De entrada pido una disculpillas ne nuevo por mi falta de corrector ortográfico pero me curo en salud para que no me reclamen después...

    Es probable que ningún empresario haya transformado el entorno social de su actividad empresarial tan profúndamente como Henry Ford. Y su visión y estratégia fueron absolutamente brillantes: si a mis propios empleados les pago la misma miseria que pagan los empleadores a mi alrededor entonces no voy a tener mercado a quienes venderles los productos avanzados que si sé como y quiero producir.

    El obrero de construcción vive una vida de esclavo. Todo el sudor, esfuerzo, riesgo y dolor por el que atraviesa no son suficientes para regresar a casa de noche orgulloso y contento de haber ganado suficiente para darle una vida de calidad a su familia. Me consta que en otras latitudes si bien existe un mayor nivel de destreza en la fuerza de trabajo también hay niveles de ingreso órdenes de magnitud mayores por hacer fundamentalmente la misma tarea, hechando el mismo sudor. Y esto me lleva a un planteamiento breve sobre la inflación:

    La inflación es un fenómeno de aumento del valor nominal de los productos que resulta de la combinación de "demasiado dinero buscando muy pocos bienes". De aquí se deducen las dos estratégias fundamentales para el control inflacionario: reducir o restringir el flujo o creación de divisas, por un lado, y el aumento de los volúmenes de producción, por otro. Volviendo al asunto del obrero: El aumento chillón, que se obtiene a través del mecanismo de la queja, es fundamentalmente inflacionario. Si yo le pago más a alguien que va a producir esencialmente los mismos productos y añadir el mismo valor, el resultado neto es que hay más dinero disponible para comprar cosas (porque le aumenté) pero no hay mas cosas que comprar (porque no se produjo más que antes del aumento). Pero el aumento de incentivo puede ser, en el peor de los casos, neutro, pero buena parte de ellos, anti-inflacionario. La motivación cree en dos cosas: premios y castigos. Los castigos sirven para evitar el rompimiento de las reglas básicas del juego: al que se robe materiales, sabotee el trabajo o ponga en riesgo la vida de los otros hay que reprimirlo. Pero para lograr que alguien trabaje más, el planteamiento debe ser (obviamente una opinión) que si hoy lograste tal o cual número de tubos, ladrillos, cabillas, metros cuadrados, lo que sea: si yo premio con ingresos la superación de la improductividad no van a ser todos pero si unos cuantos quienes se sumen a un juego de ganar donde trabajan más y mejor porque le ven el queso a la tostada y conectan su esfuerzo productivo con sus condiciones de vida.

    Por supuesto que hay malos hábitos, vicios, y problemas de todo tipo pero la esclavización que abundó en nuestro pasado, de cierta forma continúa en tanto que sentimos colectivamente que nuestro esfuerzo de trabajo nunca llega a ser suficiente para vivir las vidas que queremos. Ahora, por donde empezar? en mi opinión desarrollando una cultura del trabajo donde se premie el buen desempeño por encima de la alineación política o la disposición a repetir la ideología del jefe. Convirtiéndonos en intolerantes hacia actitudes destructivas de todo tipo pero sobre todo apelando al deseo que todos tenemos de salir adelante y sentirnos orgullosos de poder proveer para nuestros hogares la tranquilidad que deseamos a través de trabajar más y mejor para lo cual encontraremos naturalmente útil el proceso de transformar nuestras capacidades.

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  8. Caro Rafael: Por mi parte tengo la sensación de que quisieses hacer desistir al cuasibloguero de su proyecto de inducir a una reflexión de fondo sobre la problemática de transformación de nuestra América Latina. Francamente, y conociéndote, no logro entender cómo no te parece relevante una reflexión acerca de nuestra identidad latinoamericana. Es como si, ante una enfermedad tuya o de alguno de tus seres queridos, le dijeses al médico que no te interesa si se trata de una enfermedad congénita, catastrófica, grave, epidémica o pasajera, ni tampoco si es curable o incurable, y que tampoco estás dispuesto a que te o les hagan análisis alguno, sino simplemente que te manden de una vez las pastillas que te van a prescribir y punto. Países latinoamericanos ha habido, con Argentina a la cabeza, pero también de una u otra manera en muchos otros, en algún momento, y en Venezuela durante el período de Pérez Jiménez, que se han lanzado por la vía de que no hay salida a nuestros males sin un mejoramiento de la raza, o sea de nuestra identidad. El liberalismo plantea una especie de trasplante de tórax y extremidades de la sociedad, conservando sólo la cabeza representada por la libertad y el espíritu emprendedor del empresariado criollo reforzado con el anglosajón; mientras que la izquierda marxosa propone lo contrario: un transplante de cabeza completa pues allí es donde está la conciencia alienada y burguesa, para reemplazarla con una cabeza proletaria o al menos con una de pobres. Constantemente, en las conversaciones caseras en donde las ideas de derecha se expresan sin tapujos y sin miedo a periodistas indiscretos, oímos frases como que "estos países no tienen remedio", "esto se lo llevó quien lo trajo", y sutilezas por el estilo, que sugieren que nuestros males son incurables y no tienen remedio. ¿Cómo puedes pretender que me lance a proponer soluciones a troche y moche a nuestros problemas sin antes dedicarme, tan concienzudamente como sea capaz, a analizarlos? ¿No tienes la impresión de que los planteamientos del blog tienen poco o nada que ver con las retóricas académicas? ¿No intuyes que, entre otras razones, me veo forzado a ocuparme de temas psicológicos, sociológicos, históricos, económicos, etc., porque los académicos y demás investigadores, encerrados en sus disciplinas, no están haciendo su trabajo? A mi modo de ver, una vez que logre difundir, en un par de años, unos doscientos artículos, la temática del blog se asemejará a la del folleto aquel de doscientas y pico de páginas que hace años escribí y que muchas veces me has dicho que aprecias y cuya segunda mitad se concentra en el qué hacer ante nuestras problemas. La diferencia entre aquella circunstancia y la actual es que estimo que el país, y en cierto modo toda América Latina a excepción de unos pocos países, están hoy mucho más extraviados y encerrados en dilemas falsos que hace diez años, por lo cual es imperativo revisar lo que nos pasa desde sus fundamentos. No hacerlo así sería reeditar los debates que hace unos años sostuvimos, en donde hubo compañeros que se arrecharon porque les parecía demasiado de derecha lo que proponíamos y otros porque era demasiado de izquierda, cuando la verdad es que tratábamos entonces, y seguimos empeñados ahora, en encontrar una salida a la encerrona intelectual en que nos meten quienes, con mentes perezosas, se empeñan en resolver los problemas del siglo XXI con récipes desempolvados de hace doscientos años, o, a lo sumo, endulzados con frases huecas de las últimas décadas sacadas de otros contextos. (Continúa)

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  9. En cuanto a los comentarios, claro que su escasez me llama a reflexión y bastante creo que me he ocupado de eso, entre otros en los artículos de evaluación del blog, hay quienes me aseguran que esta es la regla al menos en los blogs que se meten con problemas de contenido. En una película que vi hace poco, Julie & Julia, con Merryl Streep, en donde se llevó a la pantalla la experiencia real de un blog de cocina basado en la preparación de todas las recetas de una famosa autora estadounidense sobre cocina francesa, resulta que no es hasta el final de la película, cuando un periodista del New York Times descubre el blog, cuando por fin aparecen los ansiados comentarios. En cualquier caso, te repito, no estoy escribiendo para entretener y ni siquiera para divulgar nada, sino para inducir a una reflexión de fondo sobre los problemas de una región con problemas graves pero superables, y en donde confío poder hacer aportes para su solución. Y, sobre las visitas, no encuentro cómo hacer para verlas en disminución si, restándole siempre tres autovisitas diarias a cada promedio, durante los tres primeros meses del blog estaban en siete diarias, en los segundos tres meses alcanzaron a diez diarias, y en los últimos dos meses están en trece diarias, para un promedio general de cerca de diez (2841 visitas / 214 días = 13,3 visitas/día). Para comienzos del año próximo pienso hacer una campaña de promoción del blog que confío contribuirá a elevar estos promedios, que en líneas generales han estado acordes con mis modestas expectativas. Seguimos en contacto. Edgar.

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  10. En relación al debate entre Edgar F, y Rafael, sólo se me ocurre comentar que me complace que existan estas diferencias y que puedan ventilarse a través de los comentarios al blog, que, dicho sea de paso, me ha llamado la atención que gozan de igual sintonía que los artículos mismos. Estimo que el día en que se planteen dos, tres, muchos debates como este en las páginas del blog, entonces su futuro podrá empezar a verse "luminoso y cercano"...

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  11. Ídem con la polémica entre Douglas y Rafael, con lo cual el blog ha alcanzado la cifra récord de dos debates para un sólo artículo (recuerden que antes hablé de que la cosa se pondrá realmente buena cuando tengamos dos, tres, muchos debates, y ya aquí vamos por dos...)También coincido contigo, Douglas, en tus apreciaciones acerca de un problema depresivo colectivo, que coexiste con una alegría también colectiva: mientras que los metros por las mañanitas de la semana van llenos de caras largas en la ruta hacia el trabajo o hacia las escuelas y universidades, al final de la tarde y los fines de semana se pueblan de caras sonrientes y de echaderas de bromas, y ni hablar de las colas de autobuses para la playa, o de las playas mismas, los fines de semana... Los rostros más alegres en los barrios, y ahora en las calles de buena parte de las grandes ciudades del país, son los que empiezan a desplegarse los viernes y a veces hasta los jueves por la tarde en torno a las licorerías y los bares... o siempre vinculados a las actividades de ocio. Hay una relación traumática con el trabajo de la que tenemos que ocuparnos pues de lo contrario no habrá chance de salir de abajo sea con capitalismo, con socialismo, con comunismo o con fascismo: sin trabajo productivo no puede construirse ninguna sociedad real. Seguimos en contacto. Edgar.

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  12. En cuanto a la otra parte de la discusión entre Douglas y Rafael, en donde éste me pide que aclare mi punto de vista sobre el aporte de los partidos venezolanos en 49 años, no encuentro la instrucción, en mi Manual del Nuevo Bloguero, acerca de qué hacer en caso de debates entre lectores comentaristas que le piden al editor del blog que actúe como arbitro de la querella... No obstante, por si acaso viene la pauta en alguna nueva edición del Manual, y no vaya a ser que mi omisión añada una nueva mancha a mi expediente de violaciones a la supuesta Ley Orgánica de los Blogs y Comunicaciones Alternativas, LOBCA, mejor me curo en salud y digo alguna cosita. Y tal es que no logro ver, independientemente de que coincidan o no con la línea editorial de Transformanueca (que no sabía que tuviese alguna...), ninguna discrepancia de fondo entre las dos opiniones: no veo por qué el que los partidos le hayan dado "'palo a la población'" tenga que ser incompatible con "algunos logros o personajes destacados" o con no partir de cero. Más bien creo, sobre todo si se interpreta la primera expresión como una mera metáfora, en donde por supuesto la población tiene su cuota de responsabilidad por haberse dejado dar los palos, que las dos cosas son absolutamente ciertas: bastante palo que repartieron los partidos, incluso en el sentido literal en donde los palos eran los macizos rolos de los policías o las afiladas peinillas de la Guardia Nacional contra los manifestantes, entre los que muchas veces estuvimos, incluso bajo acompañamiento graneado de bombas lacrimógenas, perdigones y hasta balas de fusil, tanto tú Rafael, como tú Douglas y este servidor; y bastante se ocuparon esos personajes destacados, entre los que descollaban por lo menos Prieto Figueroa, Pérez Alfonzo y Uslar Pietri, por regla general al margen de las opiniones oficiales de AD y COPEI, de decir que ese no era el camino para resolver los problemas y que había que actuar con una visión de largo plazo. No creo, en cualquier caso, en los juicios históricos en blanco y negro, sino que más bien sueño con el día en que los venezolanos accedamos a la amplitud de los juicios de, por ejemplo, los chinos. Si a un chino típico se le pregunta quien fue el responsable de los desmanes y crímenes de la Revolución Cultural, responde sin vacilaciones que Mao Tse Tung, y si por la destrucción de importantes acervos culturales y por el atraso científico y tecnológico durante el mismo lapso, vuelve a responder que Mao Tse Tung; pero si seguidamente se le interroga sobre el líder máximo del proceso de independización de su país, responde sin inmutarse que Mao Tse Tung, y si luego se le pide que aclare quién es el gordito ese que está tan orondo en el retrato en su escritorio o en la cartelera donde están los precios de las lumpias y los chopsueys, entonces vuelve a responder, pero ya con un poquito menos de su aparentemente infinita paciencia asiática, y como preguntándose de dónde habrá salido este tipo tan ignorante, que por supuesto que es Mao Tse Tung o que quién otro podría ser... ¿Me explico?
    Hasta otro rato, el hermano (pero por favor no se les ocurra que sea el mayor), Edgar.

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  13. Estoy completamente de acuerdo, Edgar F., en las tesis que expones en tu comentario. Sobre el papel decisivo que pueden jugar los empresarios, estadistas e intelectuales en la construcción de países azotados por la desconfianza, pienso escribir dentro de algunas entregas, cuando me ocupe del esencial tema de la confianza en tanto que emoción o identidad avanzada de los pueblos. Y sobre el crucial asunto de la motivación de los trabajadores y de como hacer para que los incentivos no se vuelvan inflacionarios, también quedo completamente conforme: en nuestros países tendemos a actuar maniqueamente como si el Mercado solo pudiese resolver los problemas, con lo cual los falsos o miopes empresarios quieren sacarle los hígados a los trabajadores, o como si el Estado solo pudiese solucionarlos, con lo cual todo el mundo termina siendo tratado como si fuese un niño que ni produce realmente ni gana lo suficiente para vivir. En algún momento volveré sobre este vital asunto, en donde creo que no solamente todos los países contemporáneos necesitan tanto del Mercado, para darle realidad y gravedad a sus economías, y del Estado, para evitar abusos y velar por el interés colectivo, sino también de lo que en su momento llamaré el Capacitado, es decir, el trabajador, el gestionador, el valorizador, el informador, el educador, el solucionador de conflictos, etc., que, con suficientes capacidades, aporta el esfuerzo y la energía creativa que ni el Mercado, con su atención puesta en el flujo de dinero, ni el Estado, con su atención centrada en las leyes y normas, pueden aportar. Sin la creatividad y el esfuerzo centrado en los problemas y las necesidades mismas ningún país, no importa cuál sea su sistema económico o político, puede salir adelante, pues equivaldría a querer realizar un trabajo sin aplicar fuerzas, esto es, contando sólo con masas reales (lo que asegura el Mercado) y con mecanismos de regulación de las aceleraciones (de lo que se ocupa el Estado). Volveré pronto sobre estos temas y gracias a ti y a todos los demás lectores por tan valiosos comentarios. E. R.

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