martes, 16 de febrero de 2010

Paladines de la lucha por la libertad alimentaria latinoamericana (II): José María Bengoa

José María Bengoa (Bilbao, España, 1913 - Bilbao, 2010)

Vasco de cuna física, este latinoamericano y venezolano insigne aprovechó los infortunios de la Guerra Civil Española para completar sus estudios de medicina con lo que llamó una "especialización en catástrofes". Tras vacilar entre las carreras sacerdotal y médica, termina por hacer de la medicina su sacerdocio, y pronto experimenta en carne propia, durante sus cursos en la Universidad de Valladolid, la íntima conexión entre alimentación y salud pues, abocado a sus estudios, bajo condiciones climáticas inclementes y con alimentación deficitaria en vitaminas, termina por contraer una tuberculosis que lo obligó a interrumpir el tercer año y recluirse en un sanatorio. La estadía en el sanatorio, lejos de amilanarlo, le sirvió para una reflexión en caliente sobre la importancia de su carrera, y allí decidió dejar al alumno mediocre que hasta entonces había sido para egresar como estudiante laureado y profesional comprometido y visionario. Egresado en la víspera del desate de la Guerra, en 1936-39, fue declarado, por sus antecedentes tísicos, como no apto para el servicio militar, y se alistó con el gobierno vasco en los servicios de sanidad militar de retaguardia. Allí aprendió, al decir de Miguel Hernández, a ir a los hospitales con alegría, convertidos "... en huertos de heridas entreabiertas, de adelfos florecidos ante la cirugía de ensangrentadas puertas..." y a entrar "en los algodones como en las azucenas..."

Poco antes de concluir la Guerra, se ve forzado a emigrar hacia América Latina, y escoge a Venezuela, a partir de 1938, como la patria a la que servirá por sesenta años abnegados, antes de retirarse a los cielos que lo vieron nacer. En las comunidades cuasirrurales de Sanare, Cubiro y Quíbor, estado Lara, aprecia nuevamente como, en su versión tropical, se repite el síndrome de las interacciones viciosas entre desnutrición y enfermedad. Encontró a un pueblo que parecía "...detenido en el tiempo. Posiblemente se vivía igual que en el siglo XVII. Vi niños gravemente desnutridos a quienes había que darles 3 ó 4 comidas completas". Establece allí programas alimentarios y de control sanitario, con atención preferente a los niños y a las madres, inventa los Centros de Recuperación Nutricional, y logra significativos descensos de las tasas de morbilidad y mortalidad de la población. Descubrió el llamado síndrome pluricarencial de los niños desnutridos, hinchados y con la piel cuarteada como mosaico, asociado a deficiencias severas en proteínas y vitaminas. Cuando un cura local, extrañado por sus regímenes alimentarios intensivos, le preguntó: "¿Y cuando le dará de alta a esos niños, doctor?", le respondíó: "Cuando sonrían, padre, cuando sonrían". Como documentación de su experiencia escribe, en 1940, el libro Medicina social en el medio rural venezolano, que desde entonces se ha convertido en un clásico de la medicina social en la región latinoamericana. Interrogado sobre su formación, en el contexto de una conferencia internacional, respondió que todo lo había aprendido en la "Universidad de Sanare".

Al calor del impacto de su obra, es llamado a la capital para organizar la Sección de Nutrición del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social; funda también la Escuela de Nutrición y Dietética, que después se convertirá en el actual Instituto Nacional de Nutrición, y en donde forma a nivel de posgrado a numerosos nutricionistas venezolanos y latinoamericanos, y crea la revista Archivos Venezolanos de Nutrición, que luego fue rebautizada como Archivos Latinoamericanos de Nutrición. Paralelamente a sus labores organizativa y docente, examina en profundidad las condiciones alimentarias y de vida de la población de los barrios marginales de Caracas, esfuerzo que documenta con los nuevos trabajos El Guarataro, Alimentación de las clases obrera y media de Caracas, y Dietas normales. Sus esfuerzos convierten a Venezuela en pionera de la elaboración de programas alimentarios articulados a esfuerzos sanitarios, que dan lugar a políticas coherentes de atención a los requerimientos nutricionales de los distintos grupos etarios y con exigencias especiales. Estos programas son luego aprovechados por múltiples países latinoamericanos. Mucho insistió ante las autoridades gubernamentales, aunque con magro éxito, en que los requerimientos nutricionales debían ser la base para el impulso de las políticas agrícolas estatales.

En el contexto de la dictadura perezjimenista, sale del país en 1955 para trabajar, en el Departamento de Nutrición de la Organización Mundial de la Salud, en programas coordinados, con la FAO, de lucha contra el hambre. La experiencia internacional de estos años fue volcada luego en el clásico Nutrición en medicina preventiva (Nutrition in Preventive Medicine), con participación del Dr. G. Beaton, de la Universidad de Toronto,
publicado en 1975 y de amplia difusión mundial, que le depara un alto prestigio como autoridad indiscutida en la materia. Asume luego diversas responsabilidades académicas y gerenciales, entre las que sobresalen la organización de la maestría internacional Curso de Planificación Alimentaria y Nutricional, en la Universidad Central de Venezuela, la creación del Consejo Nacional de Alimentación, y su desempeño como Profesor Visitante en el Massachussets Institute of Technology, MIT, con sede en Boston, EUA.

En 1983 es designado Director Ejecutivo de la Fundación Cavendes, con sede en Caracas, que rapidamente prioriza la atención a los problemas alimentarios del país; también allí, a lo largo de 13 años y hasta sus 83, pone en marcha decenas de programas, publica numerosas monografías, prosigue sus labores docentes, y funda dos revistas especializadas en el tema alimentario.
En la revista de Cavendes Anales Venezolanos de Nutrición, que publicó las Guías de Alimentación para Venezuela y para América Latina, estableció sus principios de que "mejorar la nutrición no es una meta, sino el camino para lograr el desarrollo integral del venezolano" y que "la desnutrición y el hambre son la emergencia silenciosa que impide al país salir del subdesarrollo". También desde Cavendes impulsó el Programa de Alimentos Estratégicos, PROAL, que simultáneamente promovía el abaratamiento de una canasta básica de productos y la producción nacional de los mismos rubros, llevando a la práctica, aunque en pequeña escala, su idea de siempre de asegurar la producción de alimentos en función de los requerimientos nutricionales de la población. Para la Fundación Polar diseña y pone a funcionar el Centro de Atención Nutricional Infantil de Antímano, CANIA, que todavía atiende nutricionalmente a niños y madres de una de las barriadas más populosas del oeste de Caracas. En 2000 se funda en Caracas la Fundación José María Bengoa para la Alimentación y Nutrición, organización sin fines de lucro consagrada a dar continuidad a los esfuerzos de su epónimo, con atención preferente a programas alimentarios escolares. La Organización Panamericana de la Salud le otorgó la distinción de "Héroe de la Salud Pública".

En 2000, con 87 años, publica su obra crítica Hambre cuando hay pan para todos, en donde aborda la dimensión política, económica y cultural del problema alimentario mundial, y todavía en 2005 publica su obra Tras la ruta del hambre: Nutrición y salud pública en el siglo XX. El doctor Bengoa, a quien tuvimos la dicha de conocer para aclarar dudas sobre nuestras inquietudes sobre la problemática alimentaria, se retiró a su tierra natal después de ofrendarnos lo mejor de su existencia, y falleció en su Bilbao nativo el pasado mes de enero. No tenemos duda de que, de no ser por su inquebrantable tesón, la realidad alimentaria venezolana y latinoamericana sería mucho peor, y que, de haber encontrado un mayor eco político, ha mucho que estaríamos en posiblidad de ocuparnos de las dimensiones más avanzadas de nuestro espectro de necesidades y libertades. Desde Transformanueca le deseamos paz a sus restos y vida a sus ejemplos e ideas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario