viernes, 9 de abril de 2010

¿Hacia dónde debe orientarse Transformanueca?

Nuestro caro -y ya por cuatro décadas- amigo Rafael Maldonado nos ha escrito hace días un comentario de grueso calibre, que nos ha dado mucho que pensar, y todavía estamos, en la dirección y redacción de Transformanueca, indecisos entre si considerar que nos ha puesto el dedo en la llaga o si ha lanzado una pedrada en el ojo del boticario*. Y, por si fuera poco, el sentido profundo de estos reclamos ha venido a coincidir con observaciones directas recientes de otros fans y seguidores del blog, como Isis, Maricarmen, Edgar Fernando y varios otros cercanos y/o camaradas políticos, a quienes les ha extrañado su rumbo reciente. Tanto impacto ha tenido este comentario al artículo 99 (el penúltimo) que, sobre la marcha de nuestras reflexiones y dada la trascendencia del asunto planteado, hemos decidido responder a sus planteamientos no de la manera usual, con otro comentario, sino con un artículo completo, éste.

Rafael comienza su reciente mensaje, un poco al estilo de algunos de sus anteriores, casi con una amenaza de retirarse de lector del blog, cuya pista ha "intentado seguir", si se insiste en tratar temas que a él no le interesan y que superan su paciencia, y observando que ya nos tiene en una especie de cuarentena hasta que se nos pasen las manías alimentarias o, peor todavía, sexuales [claro que estas son exageraciones pedagógicas, del tipo usual en nuestras asambleas estudiantiles de antaño, pues a lo que él llama "intentar seguir la pista del blog", incluye minucias como la de imprimir todos los artículos y guardarlos en una carpeta, llamarme regularmente por teléfono para hacer comentarios verbales, e invitarme periódicamente a almorzar para hablarme del blog y discutir sobre la situación política del país, etcétera]. Pero resulta que luego, tras estos familiares escarceos, y cuando ya empezábamos a prepararnos mentalmente para responderle a la usanza anterior, o sea, justificando lo que estamos haciendo, se lanza con una batería de contundentes reclamos en donde nos dice que hay un Edgar político a quien él bien conoce y a quien no encuentra en estos escritos, que hay un cúmulo de asuntos urgentes que están pasando y sobre los que le gustaría conocer mi opinión, y, en dos platos, que a él le consta que en el pasado hemos sido capaces de conjugar la atención a lo urgente y a lo importante, mientras que no lo estamos haciendo en el presente, con lo cual nos ha dejado entre anonadados y turulatos.

La verdad sea dicha es que el comentario rafaeliano ha llegado en un momento que no podía ser más oportuno, por lo cual le estamos más allá de lo agradecidos, pues, al filo del artículo cien de Transformanueca, nos disponíamos a hacer una evaluación de lo hecho, con miras a hacer ajustes o darle su golpecito de timón al rumbo del blog. Lo que nos habíamos propuesto hasta ahora, hartos como estamos de tanta cháchara política vacía en Venezuela, que no pocas veces se reduce a determinar si uno está incondicionalmente a favor o en contra de las ocurrencias de Chávez, era sentar una base de reflexiones generales preliminares, una especie de contexto o marco ideológico amplio y no catequístico ni libresco, que nos permitiera, más adelante, abordar también, pero con mayor consistencia, temas más prácticos, urgentes y políticos. Pero todo empieza a sugerir que se nos ha pasado la mano en favor de la atención a lo importante y en detrimento de lo urgente, y esta vez el jalón de orejas de nuestro amigo, que no se vino -como la otra vez- con protestas porque habláramos de las poblaciones prehispánicas (sobre las que se dice muy poco en Internet) en lugar de sobre Michael Jackson (bajo cuyo nombre se recuperan 117 millones de páginas...), sino con exigencias de definiciones ante asuntos como las próximas elecciones parlamentarias o la disputa Chávez/Falcón, nos ha sacudido constructivamente.

Nuestro plan original con el blog ha consistido en dedicarle un año y algunos meses, unos ciento y pico de artículos, a establecer las premisas mencionadas, y particularmente a exponer lo que entendemos por capacidades, identidades, necesidades y libertades, para, desde allí, abordar la problemática conceptual sobre los modos, procesos e historias de vida, con énfasis en sus singularidades latinoamericanas, y luego comenzar a abordar temas del tipo que más le interesan a Rafael. Ocurrió, sin embargo, que, por un lado, al abordar el tema de las necesidades alimentarias, para el que inicialmente estaba previsto un solo artículo, se destaparon viejos archivos de fichas de investigación y documentos redactados (algunos de más de cien páginas) sobre esta problemática que siempre me ha atraído, y de pronto me vi actualizando mis análisis de hace más de dos décadas y contrastándolos con la copiosa información ahora disponible gratuitamente por Internet; y, por otro, tuvieron lugar, primero, la muerte natural de José María Bengoa, uno de mis ídolos en materia alimentaria, sobre la cual muy poco se dijo en la prensa establecida -lo que ya me indignó bastante-, y, luego, el abominable crimen perpetrado contra el empresario caroreño Mario Oropeza Riera, uno de los principales impulsores de una nueva raza lechera de importancia estratégica para el país, el cual fue ignorado por el gobierno y tratado mediáticamente casi como un caso más de las páginas de sucesos. Todo esto, más cierta pasión frustrada por la química -de la que hablaré otro día-, terminó por sublevar mi espíritu y disparar la subserie hasta un total de quince artículos, que, quizás justificadamente, hicieron perder la paciencia bloguera a nuestro amigo y, seguramente, a otros seguidores y lectores. No viene al caso pedir excusas por algo que no estoy seguro dejaría de hacer si pudiese devolver el tiempo, pero sí declarar que considero que los lectores de Transformanueca tienen todo el derecho a reclamar por lo que consideren un extravío micromediático, y que todos los que participemos en la dirección y redacción del blog estamos obligados a escucharlos con respeto, pues, entre otras cosas, de eso, de interactuar con otros, se trata en estas cibercomunicaciones.

Tres son las opciones o vías alternativas que podrían estar abiertas para la evolución venidera del blog, a las que conceptualizo así:
  1. La opción trivial: continuar con la programación preestablecida, concluir las subseries y series sobre necesidades y libertades, y luego sobre sistemas e historias de vida en América Latina, para después comenzar a tratar poco a poco cuestiones más urgentes, políticas e/o inmediatas. Ventajas de esta opción: se podrían abordar, dentro de unos meses, los temas más políticos con una mayor profundidad y precisión. Desventaja: el blog podría ganarse una famita de indolente o insensible ante asuntos de interés inmediato de los lectores, y/o pasar agachado ante temas de interés vital, para frustración e impaciencia de unos cuantos.
  2. La opción golpe drástico de timón: abordar ya una serie sobre asuntos de interés inmediato para los lectores venezolanos, que son, por ahora, la gran mayoría de lectores, y diferir por unos meses el tratamiento de las cuestiones más conceptuales, que, de requerirse, se expondrían sobre la marcha. Ventaja: se tranquilizaría a muchos lectores preocupados por cierta aparente exquisitez o preciosismo del blog, demostrándoles que no tenemos vocaciones académicas ni retóricas, sino que seguimos siendo los hombres de acción y reflexión de siempre. Desventajas: aparte de cierta pérdida de profundidad en el abordaje de algunos temas estratégicos, el blog podría atraer a intolerantes e insultadores de oficio, de uno u otro bando, no dispuestos a admitir que pueda existir en política algo diferente a estar incondicionalmente con o acérrimamente en contra del actual Presidente de los venezolanos, y esto podría hacerle perder al cuasibloguero su paciencia...
  3. La opción golpe moderado de timón: que podría constar de alguna modalidad de entreveramiento o intercalado de artículos o series, unos más conceptuales y abstractos y otros más vinculados a la coyuntura y el momento político actuales en América Latina y, particularmente, Venezuela, tal vez combinados con algún tipo de difusión de los artículos a través de la prensa o medios ordinarios. Ventajas: podría intentarse adoptar lo mejor de las opciones anteriores, esto es, avanzar hacia un blog a la vez denso y relevante para el día a día. Desventaja: podría perderse el chivo y el mecate, o, como le respondió una vez Bernard Shaw a Isadora Duncan, quien le propuso la posibilidad de tener un hijo que tuviese la inteligencia de él y la gracia corporal de ella, que nunca podría tenerse la garantía de tomar lo mejor de amba opciones, y que bien podría resultar un engendro con la fealdad corporal de él y las limitaciones mentales de ella... o sea, como decimos por aquí, un blog que no fuese ni chicha ni limonada...
En fin, ¡qué interesante y grato sería poder conocer la opinión de algunos otros lectores acerca de estos cruciales asuntos que nos ha planteado nuestro amigo Rafael! (Mientras encontramos la manera de ofrecerlo permanentemente, el procedimiento para hacer los comentarios está detallado en el artículo anterior, o sea, el número cien, del martes 06/04/2010). Espero entonces noticias, que podrían apoyar, o conducir a, decisiones que se anunciarían en el artículo numero 104, correspondiente al aniversario propiamente dicho de Transformanueca.


*Durante muchos años, y curiosos como somos con las cosas del idioma, nos preguntamos y le preguntamos a otros acerca del origen de este popular refrán venezolano, y nada que lo aclarábamos: unos decían que se refería a los lentes que solían usar los boticarios, otros que sus ojos les eran esenciales para medir las recetas de los medicamentos, alguno habló de una pedrada famosa a un boticario caraqueño que no recordaba, etcétera, hasta que un día, casualmente y hace pocos años, escudriñando, como muchas veces lo hemos hecho, tanto por gusto como por necesidad, las acepciones y formas complejas de palabras en el Diccionario de la lengua española (Vigésima segunda edición) de la Real Academia Española, al que en confianza llamamos aquí DRAE, encontramos la perla de que el
ojo de boticario era simplemente el "lugar seguro en las boticas para guardar estupefacientes y ciertos medicamentos", de donde resulta, de cajón, que el refrán trata del efecto devastador que puede tener una pedrada digamos que en el meollo o madre de los recursos valiosos de un sistema complejo, al estilo de una botica o farmacia de las viejas, o de un blog de los de ahora...

2 comentarios:

  1. El problema de la difusion de ideas de cualquier tipo no puede estar desligado al esfuerzo de promocion que se hace para lograr esa difusion. Yo creo que en realidad el problema de la falta de comentarios esta algo mal planteado, en cuanto a en realidad se trata de un problema de escaces de lectores. Yo creo que mas o menos facilmente se podria averiguar si existe una tasa de incidencia de conversion de visitante a comentarista y estoy seguro que ese cifra varia muy poco. Si de cada cien visitas, queda un comentario, entonces no se trata de pedirle a quienes visitan que comenten mas sino de redoblar el esfuerzo por lograr un mayor numero de visitantes. En este sentido, y como te he comentado por telefono en algunas oportunidades, yo creo que uno de los mecanismos mas efectivos es conseguir el mejor blog de discusion politica nacional, y comenzar a hacer comentarios alli que revelen un nivel de analisis mas profundo al tradicional e inmediatamente quien quiera saber mas de donde viene todo aquello, se puede convertir en visitante de este. Al mismo tiempo te recuerdo tener paciencia que estas cosas de desarrollar una fanaticada se llevan su tiempo y como te he dichoi, lo dificil es tener que decir y vision aqui es lo que sobra.

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  2. Estoy de acuerdo contigo en lo de la relación entre difusión y promoción de las ideas, cosa que quizás a ciertos autores chimbos nos cuesta entender, pues a veces nos creemos cual Lutero cambiando el mundo al colocar sus 95 tesis escritas en las puertas de la catedral de Wittenberg... También me parece de cajón que si encontrase alguna manera de incrementar el número de visitantes, entonces tendería a aumentar el número de comentarios; acepto con humildad tu consejo acerca de tener paciencia, y a lo mejor hasta con vanidad tu elogio sobre la visión que supuestamente sobra en el blog... Con lo del mecanismo efectivo para hacer tal promoción, metiéndome a opinar en "el mejor blog de discusión política nacional", tengo mis dudas, pues me queda como un saborcito a si no será propio de salidos o de pantalleros el tal mecanismo... Pero, en todo caso, de lo que sí estoy más seguro es de no confundir el problema de la falta de lectores con el de la falta de comentarios, que para mí son muy distintos. El caso, como lo vivo, es semejante a lo que creo que te diría cualquier actor de teatro en cuanto a su relación con el público: se puede asimilar que un día o varios vaya muy poca gente a la función, se puede pasar un rato amargo si otro o varios días se reciben pitas o chiflidos, y peor todavía si otro más hay que suspender la función (con aquella regla no escrita de que no puede haber más actores en las tablas que público en la sala), y hasta allí los gajes del oficio. Pero si de pronto, ¡carajo!, un día tras otro no sólo viene poco público a la función sino que éste se retira en silencio de la sala sin hacer ni pío, o sea sin aplaudir ni pitar, entonces las cosas pasarían del castaño oscuro..., y algo parecido es lo que he sentido: una cosa son las pocas visitas, o el escaso público asistente, y otra el ver pasar un mes entero con cierto ritmo no descendente de visitas pero sin un lector que me diga este teclado es mío, o sea el público retirándose sin hacer ni fu ni fa. De repente es algún tornillo flojo en la cabeza lo que me lleva a decir esto, pero si tuviese que escoger forzosamente entre dos males: uno el de no tener sino muy pocas visitas al blog, con pocos comentarios, y otro el de tener muchas visitas, sin comentario alguno, preferiría lo primero. Mientras que la sensación de pocas visitas me suena a aislamiento, a dificultades para la comunicación, a desconocimiento de los intereses de los lectores, a falta de promoción, o, como diría una amiga muy metida en estas cosas de la web, a falta de "viralidad" (conexiones, redes, twitters, etc.), fenómenos tal vez pasajeros y ante los cuales me siento preparado para afrontarlos y/o confiar en su eventual superación, la ausencia absoluta de comentarios me hace sentir como una especie de loco que habla solo en la calle y se me vuelve insoportable. Sin embargo, cierta revisión más detallada del registro completo de comentarios, que recomentaré próximamente, me ha tranquilizado y llevado a pensar que quizás haya exagerado ciertas notas. De momento, más que gracias por tu constante apoyo, y seguimos en contacto.

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