martes, 7 de septiembre de 2010

Hacia una transformación social piloto en Lara (II): La perspectiva territorial

Situado aproximadamente entre los 9º y los 11º de latitud norte, y los 69º y 71º de longitud oeste, con límites con el estado Falcón por el Norte, con Trujillo y Portuguesa por el Sur, Yaracuy y Cojedes por el Este, y Zulia por el Oeste, el estado Lara es una de las entidades de la llamada Región Centro-Occidental del país, integrada además por los estados Falcón, Portuguesa y Yaracuy, y geográficamente forma parte de la región natural actualmente conocida como “Sistema de Colinas Lara-Falcón”, que es uno de los nueve ámbitos naturales en que, recientemente, se ha dividido nuestro territorio. Con sus 19.800 km2, que quizás se incrementen una vez que se resuelvan ciertos problemas de linderos territoriales con sus estados vecinos, ocupa el 2,2% del territorio nacional y es el undécimo estado, en tamaño, del país, con una superficie aproximadamente igual a la de El Salvador o del Estado de Israel.

Por su condición limítrofe con cinco de las ocho principales regiones naturales restantes del país, a saber, con la Depresión del Lago de Maracaibo, la Región de los Andes, la Región de los Llanos, la Cordillera de la Costa y la Región Costera, esta región natural del Sistema de Colinas Lara-Falcón, y sobre todo el estado que nos ocupa, ha tendido histórica, cultural y económicamente a comportarse como una especie de bisagra capaz de interactuar con los ámbitos restantes mencionados. En términos político-administrativos el estado Lara limita con los estados Zulia, Falcón, Yaracuy, Cojedes, Portuguesa y Trujillo, cada uno de ellos con un distinto perfil en cuanto a su región natural, lo cual hace a Lara único en cuanto a la diversidad de sus interacciones con sus regiones naturales y estados vecinos.

Orografía

Orográficamente hablando, el estado posee un relieve principalmente montañoso, con alturas predominantes entre los 500 y 1000 metros sobre el nivel del mar (msnm), con cuatro depresiones principales: dos mayores, una en torno a Carora, la mayor de ellas, al centro-oeste del estado, entre 250 y 500 msnm, y otra en torno a Barquisimeto, al centro-este, ligeramente por encima de los 500 msnm; y dos menores, una en los alrededores de Siquisique, al centro-norte del estado, también entre 250 y 500 msnm, y otra, en los alrededores de Moroturo, al noreste, en el valle del río Tocuyo y sus afluentes, entre 100 y 500 msnm. Estas depresiones están insertas en un complejo conjunto montañoso que incluye un sistema de colinas independiente, el cual, además de las depresiones citadas, incluye, al norte y en dirección este-oeste, varias sierras, entre las que destacan las de Baragua, Agua Negra, Matatere y Bobare, con alturas entre los 1.000 y los 1.500 msnm y que dibujan los límites con Falcón; dos ramales terminales o estribaciones de la Cordillera Andina, que abrazan el estado por sus costados este y oeste y con dirección norte, delimitándolo con sus entidades vecinas Portuguesa, Trujillo y Zulia, con varios picos o páramos, entre los que destacan el Páramo de Cendé, con más de 3.500 msnm, los Páramos de Jabón, Las Rosas y Guache, en los límites con Trujillo, con más de 3.000 msnm cada uno, y los picos de Paramito y Curumato, con alturas cercanas a los 2.500 msnm, en los límites con Portuguesa; y una pequeña porción de arranque la Cordillera de la Costa, la Sierra de Aroa, en los límites con Yaracuy. Si lo viésemos desde suficiente altura, el estado se asemeja a una especie de mesa baja asistente anexa a la gran mesa andina, con algunas hondonadas o depresiones, o, si se prefiere, como un escalón intermedio desde el cual se accede desde la costa, el llano, o la región zuliana con su lago, a las alturas andinas, por un lado, y a la Cordillera de la Costa, por el otro.

Hidrografía

Uno de los más serios problemas del estado es la relativa escasez y la desigual distribución del recurso agua, que se agrava con el hecho de que cerca del 90% de la población vive en centros urbanos en las depresiones centrales áridas de Barquisimeto y Carora, mientras que las principales fuentes de agua se sitúan en la periferia del estado, con drenajes hacia los estados vecinos; la única laguna natural del estado, la Ciénaga de la Cabra, se extinguió hace ya varias décadas. Esto ha llevado a proyectar y construir obras de aprovechamiento y trasvase de agua hacia las áreas más pobladas, como Atarigua (con capacidad máxima de 426 millones de m³), Dos Cerritos (127 millones de m³), Los Quediches (39 millones de m³) y El Ermitaño (23 millones de m³) , pero sin un esfuerzo comparable en función del desarrollo agrícola. Con la nueva y largamente esperada presa de Yacambú (con una capacidad instalada máxima de 461 millones de m³), cuya construcción ha llevado décadas, se está intentando corregir esta anomalía.

El principal río del estado es El Tocuyo, que casi lo atraviesa de suroeste a noreste y que, luego de recorrer unos 300 km, desemboca en el Mar Caribe; otros ríos importantes son el Morere, afluente del Tocuyo, en donde mucho nos bañamos cuando éramos imberbes, pero que se ha venido a menos, por mala gestión hídrica, en las últimas décadas, y ahora se la pasa convertido en lodazales durante buena parte del año, y los Baragua, Sarare y Turbio, tributarios del Orinoco a través de los ríos Portuguesa y Apure. No se han evaluado suficientemente, y menos aprovechado, los acuíferos o depósitos de agua subterránea del estado.

Geología y Suelos

Desde el punto de vista geológico, la mayor parte del estado es de origen cuaternario, es decir, de una edad inferior a los 2 millones de años, que lo convierte, junto a la mayor parte de los llanos y de la depresión al sur del Lago de Maracaibo, en una de las regiones geológicamente más jóvenes del país. No obstante, la Depresión de Barquisimeto, conjuntamente con las áreas montañosas al sur del estado, serían más antiguas. Llamamos la atención sobre este hecho geológico pues en nuestro país, desafortunadamente, con el énfasis de los estudios geológicos puesto en la búsqueda de petróleo, sobre todo en los codiciados estratos terciarios y cretáceos, con edades aproximadamente entre los 20 y los 130 millones de años, no es mucho lo que se sabe acerca de los orígenes, naturaleza y potencialidades de estas superficies jóvenes cuaternarias, en donde se ocultan todavía muchas claves para impulsar el tantas veces pospuesto, pero imperioso, desarrollo agrícola venezolano, que bien podría tener en Lara uno de sus motores de arranque.

La depresión de Carora, situada, como ya se dijo, entre los 250 y 500 msnm, con un área aproximada de 8000 km2, contiene un relleno aluvional lacustrino de sedimentos finos del Cuaternario superior, que hace que todavía se encuentren conchas diversas de moluscos en las llamadas "playas", muy semejante al relleno de buena parte de nuestros llanos. La depresión está dividida en dos subáreas principales, una plana y más fértil, hacia el sur, con aluviones o sedimentos arrastrados por los ríos Diquiva, Quediche, Bucare y Sicarigua, afluentes del Morere, y otra, hacia el norte, menos fértil y con relieves accidentados y pendientes entre 30 y 60%, compuesto por ondulaciones y serranías relativamente áridas de rocas sedimentarias y metamórficas, surcado por numerosas quebradas que permanecen secas la mayor parte del año, pero que de cuando en cuando experimentan violentas crecidas, para pánico de personas y animales. Esta conformación geológica reviste particular interés, sobre todo si se toma en cuenta que, dada la afinidad mencionada con los suelos llaneros, que constituyen, junto a depresiones como la caroreña, el 45% de la extensión terrestre del país, con más de 400.000 km2, buena parte de las soluciones agrícolas que ya se han ensayado en el municipio, o que puedan desarrollarse en el futuro, pudiesen ser extrapolables al conjunto del ámbito llanero, en donde diversos autores han señalado que está la clave para el desarrollo agrícola tantas veces postergado de Venezuela y, por tanto, para la ansiada soberanía alimentaria.

En otras palabras, la depresión caroreña puede y debería ser entendida como un tubo de ensayo para la búsqueda de soluciones estratégicas al desarrollo agrícola y alimentario nacional, por lo cual los productores caroreños, como ya han empezado a asumirlo, estarían llamados a ejercer un importante liderazgo a este respecto. La empresa Polar, por ejemplo, gracias a un acertado estudio de suelos, dio con unas tierras aptas para la producción de uvas y ahora está produciendo, en Altagracia, cerca de Carora, en lo que todos creían que era un peladero de chivos, cerca de veinte variedades de vino, algunos de ellos de excelente calidad y con ganas de tutearse hasta con champañas francesas.

A lo anterior cabe añadir que la problemática antes esbozada, de prevalencia de un estilo nacional de desarrollo no sustentable y cargado de pérdida de identidad cultural e inseguridad alimentaria, que implica el desaprovechamiento de las potencialidades de nuestros recursos culturales y naturales, especialmente en los ámbitos agrícola, turístico y artístico, tenderá a agudizarse a medida que, con el correr de este siglo XXI, se hagan cada vez más manifiestos los efectos del denominado Cambio Climático. Los fuertes períodos de sequía experimentados en cada vez más regiones del país, a veces alternados con violentas y súbitas inundaciones y deslaves; el aumento drástico en el número de incendios reportados en casi todas las regiones, con su gran mayoría en vegetaciones; el avance en los procesos de desertificación y de empobrecimiento de los muy escasos suelos con vocación agrícola, entre otras tendencias, lejos de constituir elementos aislados, son apenas el preludio de una problemática que tenderá a intensificarse en los próximos años y décadas y hará más difícil cualquier estilo de desarrollo integral alternativo. En tal perspectiva, no cabe duda de que la experiencia de Lara, y particularmente de Carora, en materia de adaptación económica creativa a un entorno ambiental severamente adverso se tornará cada vez más relevante en un país que verá, con el inevitable Cambio Climático, incrementar la magnitud de los desafíos de adaptación sustentable del proceso de desarrollo a las exigencias del ambiente natural, a la par que disminuirá su disponibilidad para paliar con realazos e importaciones las deficiencias de sus capacidades productivas.

En cuanto a sus tipos suelos, en el estado predominan los agrupados en el orden conocido por los especialistas como Aridisols o comúnmente denominados suelos áridos, constituidos por suelos minerales, es decir, con bajo o muy bajo contenido de materia orgánica, que poseen menos de 90 días consecutivos de humedad, y, dentro de este orden, con una alta participación de suelos caracterizados por horizontes con agregación de las partículas en forma de terrones y ausencia de estructura de roca en más de la mitad de su volumen y/o presencia de cantidades considerables de materiales meteorizables. Sin embargo, en la Depresión de Carora, y sobre todo en las áreas más planas al sur y al oeste del municipio Torres, predominan los suelos del orden Entisols, los cuales, aunque también minerales o con bajo contenido orgánico, son de baja evolución, sin horizontes claramente definidos debajo de la capa superficial, y relativamente menos lavados y acidificados que los del orden Aridisols, por lo cual su potencialidad agrícola es mucho mayor, sobre todo si se compensan, mediante esquemas apropiados de riego y fertilización, sus deficiencias de humedad y de nutrientes orgánicos. Adicionalmente, sobre todo en las estribaciones andinas al sur del estado, están presentes suelos del orden Inceptisols, también minerales aunque con humedad disponible para los cultivos durante no menos de tres meses consecutivos, los cuales, si se lograsen resolver los problemas de drenaje, con, por ejemplo, los sistemas tipo terrazas desarrollados por las poblaciones prehispánicas, adquirirían también un alto potencial para su aprovechamiento agrícola. La búsqueda de soluciones a estos problemas, para los cuales lamentablemente tienen poco tiempo los políticos, siempre atareados con los votos de la elección venidera, podría contribuir enormemente a elevar el potencial agrícola del estado.

Dada su ubicación, justo encima de la llamada Falla de Boconó, el estado forma parte de una de las zonas sísmicas más activas de país, y ha sido afectado por dos de los trece mayores sismos habidos en el país, en fechas 26/03/1812 y 03/08/1950, con efectos devastadores de este último sobre la ciudad de El Tocuyo. Sólo que, a diferencia de los caraqueños, los larenses, en general, ha aprendido a no embelesarse con las construcciones elevadas y caedizas, ni con cerros o barrancos, y buena parte de la población pobre vive todavía en las practicamente sismorresistentes viviendas de bahareque, de patente indígena. Al sureste de Barquisimeto se localizan las fumarolas "Volcán del Humo" o “Volcán de Sanare”, y el "Volcancito de San Miguel", que son los únicos vestigios de actividad volcánica reciente en Venezuela, por lo que son muy visitado por turistas diversos. El estado cuenta con una buena cantidad de cuevas, sobre todo en el sector de Sarare y en las vecindades de El Tocuyo y los Humocaros.

Clima

El clima dominante del estado, según la clasificación de Koeppen, es lluvioso cálido correspondiente a sabanas semisecas, o sea, semejante al clima llanero central, con una franja central semiárida con vegetación xerófila o montes espinosos. Una franja estrecha al sur del estado, y en particular al sur de la depresión caroreña, no obstante, es del tipo sabanas y bosques tropófitos sub-húmedos, y otra todavía más al sur, en las estribaciones andinas, es del tipo bosque húmedo tropófito, e incluso templado de altura tropical. Desde el punto de vista de la clasificación Thornthwaite-Temperatura, el clima dominante es del tipo piso tropical, con temperaturas promedio en los alrededores de 27ºC, que desciende hasta unos 24ºC promedio en las áreas más elevadas al sur del estado; y según Thornthwaite-Precipitación, es del tipo semiárido, con precipitaciones inferiores a 600 mm, concentradas hacia octubre-noviembre, y potenciales de evapotranspiración (la cantidad de agua que puede evaporarse) superiores a los 1800 mm anuales. En el valle de Moroturo, sin embargo, así como en las áreas montañosas al sur, los niveles de precipitación promedio exceden los 1000 mm anuales.

La conjugación de temperaturas de piso tropical, niveles bajos de precipitación, y altas relaciones de evapotranspiración potencial a precipitaciones, determinan que las zonas de vida del estado, según Holdridge, sean predominantemente del tipo monte espinoso tropical a monte espinoso premontano. Las zonas de vegetación predomi- nantes en el estado, según la clasificación del Instituto Geográfico Venezolano Simón Bolívar, IGVSB, son los tipos conocidos como cardonales y espinares, en primer lugar, y arbustales y matorrales, en segundo lugar. Hacia el sur del estado, en las estribaciones andinas, sin embargo, existe una estrecha franja de bosques siempreverdes, mientras que al noreste, en el entorno de los valles del río Tocuyo y de Moroturo, ocurren bosques semideciduos y existen áreas clasificadas como intervenidas.

Vegetación y Fauna

El estado sólo cuenta con poco más de un 6% de tierras con alto potencial agrícola, principalmente en las áreas periféricas, las cuales, sin embargo, están en su mayoría subutilizadas con pastos para ganaderías, plantaciones de caña de azúcar y cereales, y sólo en muy escasa medida, con frutas y hortalizas, más otro 7% de tierras con moderado potencial agrícola, situadas en la depresión central, en donde, sin embargo, se produce la totalidad del sisal y la mayor parte de la cebolla, el pimentón y el pepino, y en el orden de una cuarta parte de los tomates y melones que consumimos los venezolanos. El yabo, el cují negro, el cardón dato, el buche, el anaranjado cartán, la verde vera, el amarillo miguelito, el morado nazareno, el negro quebracho, el rojo sierra de iguana, el hermoso y sorprendente curarí, pariente cercano del araguaney, y el semeruco, el árbol emblemático estadal, portador de la fruta con la más alta concentración de vitamina C en el planeta Tierra, se cuentan, junto a muchos todavía poco conocidos montes con potencial forrajero, como la úveda, entre las especies vegetales naturales autóctonas. Muchas de estas coloridas maderas están siendo bellamente aprovechadas en Guadalupe, mientras que fibras naturales diversas lo están siendo en Tintorero. No obstante, debido a la falta de apoyo científico y tecnológico, ya comienzan a observarse síntomas de sobreexplotación y mal uso de las especies madereras de la zona, que amenazan la sostenibilidad de estas promisorias actividades artesanales.

Por su lado, el cardenalito, el cardenal coriano o de penacho (el de nuestro equipo de beisbol, el Cardenales de Lara), las palomas turcas -¡qué deliciosas son, y más cuando las caza uno mismo- y afines, el delicioso conejo sabanero -ídem-, la iguana -que aunque los caraqueños le tengan asco, es deliciosa y hasta más gustosa que el pollo, y los huevos son para chuparse los dedos-, las culebras cascabel y mapanare, hermosos y peligrosos alacranes, y escarabajos o cocos diversos, y de repente hasta algún oso frontino en el área andina, se hallan entre su fauna natural distintiva.

Áreas Protegidas

El estado cuenta con diecisiete áreas protegidas o bajo administración especial, que ocupan un 34% del territorio estadal. Entre estas áreas se destacan los parques nacionales Terepaima, al sureste de Barquisimeto, con 18.650 ha y alturas de hasta más de 1.700 m, en donde todavía quedan algunos yaguares, pumas y osos frontinos, y residen abundantes cachicamos, lapas, picures y monos araguatos; Yacambú, en la esquina sureste del estado y parte de las estribaciones andinas, con 14.580 ha, en donde se ha construido el nuevo embalse, con una capacidad de 436 millones de m³, que abastecerá de agua a la ciudad de Barquisimeto y al valle agrícola de Quíbor, cuya presa principal, después de cuarenta años de iniciado el proyecto, ya se ha concluido, aunque todavía falta por instalarse la red de tuberías de distribución; y Saroche, predominantemente desértico, en la parte centro-occidental del estado, con 32.294 ha y altitudes entre 500 y 1250 m, con una amplia representación de la vegetación xerófila nacional. También se cuenta con los parques nacionales El Guache, compartido con Portuguesa, y Dinira, compartido con Trujillo y Portuguesa, en donde nace el río Tocuyo.

Recursos Minerales

En cuanto a sus recursos minerales, en líneas generales, el estado, como todas las regiones de suelos jóvenes o cuaternarios, del tipo de la región llanera, carece de la riqueza característica de las zonas geológicamente más antiguas de buena parte del país, y sobre todo de la antiquísima región Guayana. Una excepción relativa la constituyen las reservas, en general no cuantificadas ni suficientemente estudiadas hasta la fecha, de minerales metálicos de hierro en El Tocuyo; de bauxita, en el sitio conocido como Carorita, cerca de Bobare; de mercurio, en el sitio conocido como San Jacinto, al norte de Carora, en la Serranía de Baragua; de plata y cobre, cerca del sitio conocido como Cocuaima, al noreste del estado, y de magnesio, en los alrededores de El Merey, al sureste. Sin embargo, pareciera que el Señor se apiadó después de dejarle tan pocos minerales metálicos al estado, y quiso compensarlo con algunos minerales no metálicos, tales como el carbón del Cerro Saroche, al norte de la vieja carretera Barquisimeto-Carora, y las arcillas blancas o calizas, ricas en silicatos y aluminatos, únicas en el país, con propiedades químicas y físicas muy semejantes a las del caolín, y aptas para la producción de productos cerámicos y pinturas, en una franja discontinua que va desde aproximadamente Barbacoas y los alrededores de El Tocuyo, hasta unos 40 km al norte de Bobare. También se cuenta con yacimientos de óxido de calcio y de antimonio, también cerca de Cocuaima, al noreste del estado, y, en general, con una gran variedad de arenas y arcillas aptas para su aprovechamiento la industria de la construcción o en la cerámica, artesanal o industrial. El estado ya cuenta con una importante cantidad y variedad de loceros, alfareros, ceramistas y adoberos que utilizan el barro para la fabricación de piezas utilitarias, con no pocas incursiones en el ámbito artístico.

Otros Recursos Físicos

Lara dispone de una red vial que, según los últimos datos disponibles, ascendía a 5.883 km, con 1.674 km pavimentados, 1.188 km engranzonados y 3.021 km de caminos de tierra, fuertemente vinculados a la capital, Barquisimeto, y con una orientación predominante este-oeste, con una vía principal, de 153 km, en buena medida con rasgos de autopista, que conecta al estado con las regiones central y zuliana. Una iniciativa zuliana, la de ampliar la autopista Lara-Zulia empezando por Maracaibo, fue detenida no hace mucho, con estrafalario despliegue de fuerzas armadas, porque se trataba de una vía de rango nacional y no estadal, pero luego los trabajos fueron completamente paralizados hasta el sol de hoy, lo cual pone de manifiesto que, con demasiada frecuencia, el Gobierno Central no hace ni deja hacer o, sinónimamente, ni lava ni presta la batea, con no pocos comportamientos hostiles, de hecho, ante cualquier iniciativa no auspiciada y apadrinada por el Presidente. Todo esto significa que muchas de las comunicaciones terrestres, con frecuencia, deben realizarse ineficientemente a través de Barquisimeto, que funciona como nodo central de la red de vías. La carretera que cruza el estado en dirección sur-norte, conectando a Barquisimeto con Acarigua-Araure, Portuguesa, por el sur, y con Coro-Punto Fijo, por el sur, sólo está adecuadamente desarrollada por su tramo sur, pero no por su tramo norte, dificultando las comunicaciones con la importante área industrial refinadora y petroquímica de Paraguaná, agregadora del mayor producto industrial manufacturero en el país. El estado cuenta también con un aeropuerto internacional, en Barquisimeto, y una línea ferroviaria, actualmente sólo de carga, pero que también la conocimos de pasajeros, que lo conecta con el primer puerto de importación/exportación de mercancías del país, Puerto Cabello.

Desde el punto de vista energético, el estado es dependiente de otras regiones del país, principalmente del estado Bolívar, desde donde importa energía hidroeléctrica generada en Guri, mediante una línea de transmisión a alta tensión, 765 kV, que es posteriormente distribuida por ENELBAR; y del estado Carabobo, desde donde importa energía termoeléctrica generada en Planta Centro, mediante una línea de transmisión de 400 kV, también distribuida por ENELBAR, y gas natural a través de un gasducto procedente de Morón. El estado también importa gasolina y combustible diesel de las principales refinerías del centro y el occidente del país, situadas en los estados Falcón y Carabobo. No es descartable, sin embargo, que en el futuro pudiesen encontrarse yacimientos petrolíferos al noroeste del estado, en los alrededores de la Sierra de Baragua, que técnicamente pertenece a la cuenca petrolífera de Maracaibo-Falcón.

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