martes, 14 de septiembre de 2010

Hacia una transformación social piloto en Lara (IV): La perspectiva económica

La actividad económica larense en general

Aunque, desafortunadamente, no disponemos -y aparentemente no dispone nadie más- de datos sobre el valor agregado o producto de las actividades económicas del estado, y mucho menos de una matriz insumo/producto a nivel estadal, podemos hacernos una idea de las magnitudes de las actividades económicas del estado calculando algunos indicadores en base a la escasa información oficial disponible.

En base a las cifras del Censo Nacional de 2001 y los indicadores del Índice de Desarrollo Humano del mismo año, por ejemplo, el estado Lara sería la quinta entidad nacional por sus aportes económicos de poco más de 5.500 millones de dólares de ese año en relación a un Producto Interno Bruto Nacional de 86.100 millones de dólares corrientes, equivalentes a poco más del 6% de dicho PIB, y sólo por debajo de los aportes de Zulia, con 13%; Miranda, con 12,8%; Distrito Federal, con 10,3%; y Carabobo, con 9%. El producto interno promedio per cápita de Lara, para ese mismo año, habría sido, a precios corrientes, de US$ 3.557, ligeramente por debajo del producto interno nacional promedio per cápita de US$ 3,735.

Cuando, con los datos más recientes, de 2007, sobre el Índice de Desarrollo Humano, elaborados por el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, sin la supervisión del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, y que suponen, por ejemplo, para 2007, un ingreso per cápita promedio nacional ajustado de US$ 12.174, y de US$ 9.000 para el caso larense, con lo cual se estarían disparando hacia arriba todos los indicadores de calidad de vida de los estados, calculamos de nuevo los valores del Producto Interno por estado, entonces nos sale que Lara habría descendido al séptimo lugar, con un Producto Interno Bruto Estadal de poco más de 16 mil millones de dólares, equivalentes al 4,83% de un Producto Interno Bruto Nacional de más de 334 mil millones de dólares, después de Zulia, con 12,47% del PIB, Miranda, con 12,27%, Distrito Capital, con 9,38%, Carabobo, con 8,07%, Anzoátegui, con 6,12%, y Aragua, con un 5,51%. No obstante, estos datos no nos resultan confiables, por lo que preferimos la información menos actualizada que señalamos anteriormente.

La fuerza de trabajo larense

Para ese mismo año de 2001, la fuerza de trabajo alcanzó a unos 580 mil trabajadores, de los cuales un 92 % estaban ocupados y un 8% desocupados. Dentro de los ocupados mayores de 15 años, sólo un 14% estaba en el sector público mientras que el 86% laboraba en el sector privado; pero sólo 51% trabajaba en el sector económico formal frente a 49% en el sector informal o en establecimientos de menos de 5 trabajadores.

De la población ocupada, según los datos procedentes del Censo de 2001, un 17% declaró poseer un nivel educativo superior o técnico superior, un 20% nivel medio o técnico medio, un 55% nivel educativo básico, y el resto sin nivel educativo o sin declarar. Por ramas de actividad económica un 27% dijo trabajar en la rama del comercio, restaurantes y hoteles; un 24% en la rama de servicios comunales, sociales y personales, incluyendo aquí a los empleados públicos (4%), los trabajadores de la enseñanza (7%) y de la salud (3%), el servicio doméstico (7%) y otros servicios afines (3%); un 13% en el sector agrícola, incluida la pesca; un 10% en el sector manufacturero; un 8% en el sector transporte, almacenamiento y comunicaciones; un 8% en el sector construcción; un 5% en la rama de establecimientos financieros, seguros y bienes inmuebles; y el resto en otras ramas o sin declarar. Según la categoría ocupacional un 62% declaró ser empleado u obrero, un 23% trabajadores por cuenta propia, un 7% empleadores o patronos, un 6% en servicios domésticos, y el resto miembros de cooperativas y afines o no declarados. Por edades, dentro de los trabajadores ocupados, cerca de un 8% reportó tener menos de 20 años, un 28% entre 20 y 29 años, un 40% entre 30 y 44 años, un 21% entre 45 y 64 años, y cerca de un 3% mayores de 65 años. Dentro de esta misma fuerza de trabajo ocupada, 99% declararon ser venezolanos y 79% haber nacido en el mismo estado Lara.

Según las cifras del segundo semestre de 2007, divulgadas por el INE, la fuerza de trabajo alcanzó a 784.380 trabajadores, de los cuales 726.773, casi el 93%, estaban ocupados, y poco más de 500 mil, el 64%, eran varones. De los ocupados, el 29% laboraba en el sector servicios comunales, sociales y personales, el 23% en el sector comercio, restaurantes y hoteles, cerca del 15% en la rama de actividades agrícolas, pecuarias y de caza, el 13% en la industria manufacturera, el 8% en la industria de la construcción, el 8% en la rama de transporte, almacenamiento y comunicaciones, el 4% en establecimientos financieros, seguros y bienes inmuebles, y el resto en otras actividades o no declaradas. De estos mismos ocupados, según su categoría ocupacional, el 61% eran empleados u obreros, el 26% trabajadores por cuenta propia, el 7% sociedades de personas, el 4% patronos o empleadores, el 1% miembros de cooperativas, y el resto ayudantes familiares o no declarados. Según sus grupos de ocupación, el 21% serían artesanos u operarios en fábricas y afines, el 19% trabajadores de los servicios y afines, el 17% vendedores y afines, el 15% agricultores, ganaderos, pescadores y afines, el 10% profesionales, técnicos y afines, el 9% conductores de medios de transporte, trabajadores de las comunicaciones y afines, el 6% empleados de oficinas y afines, el 2% gerentes, administradores, directores y afines, y el resto otras ocupaciones o no declarantes. En cuanto a su nivel educativo, de nuevo para fines de 2007, el promedio de años de estudio de toda la población de 15 años y más resultó ser de 8,12 años, o sea, un segundo año de bachillerato aprobado, aproximadamente igual a la media de la fuerza de trabajo nacional, con tendencia, en los grupos de edad más jóvenes, hacia un incremento a 9 años, o sea, con educación básica completa.

Producción agrícola vegetal

Según los datos más recientes, de 2007, disponibles en el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, el estado Lara fue el primer productor de piña, sábila, sisal, cebolla, pimentón, pepino y (debido a la pérdida de cosechas en Aragua) tomate; fue el segundo productor de caña de azúcar (después de portuguesa) y de melones (después de Guárico). El estado es también, dadas sus resueltas vocaciones y pese a sus marcadas limitaciones territoriales y a la relativa falta de conocimientos científicos y tecnológicos reinantes, un importante productor de caraota, ajo, uva, repollo y papa. Buena parte de estos resultados se obtienen contra la corriente, y no pocas veces apelando a ingeniosos sistemas de riego, tales como el riego por goteo, originalmente desarrollado por los israelíes, y no hay duda de que con una adecuada gestión de los recursos hídricos la producción y productividad agrícola larense podrían alcanzar niveles mucho más elevados que los presentes.

En 1937, Lara era el primer productor nacional del más importante cereal nacional, el maíz, y del principal edulcorante nacional, el papelón de caña, así como el segundo más importante productor, después del Táchira, del más significativo cultivo de exportación, el café -que, hasta 1924, fue el primer producto nacional de exportación, antes de ceder su lugar al petróleo-, y el segundo mayor productor, después de Miranda, del principal grano leguminoso nacional, la caraota, con destacadas participaciones en muchos otros rubros, y una perdurable vocación por el acopio y distribución de una amplia gama de productos alimentarios. Y no parece exagerado afirmar que, de todos los estados nacionales, Lara es el que ha permanecido relativamente más inmune a la fiebre del oro negro y sus divisas, que ha corroído hasta los tuétanos el aparato productivo nacional.

Producción ganadera


El estado es líder nacional en tecnología de ganado lechero adaptado a las condiciones tropicales, pues los ganaderos torrenses han desarrollado el ganado raza Carora, de excelente rendimiento en las condiciones tropicales, con 10 y hasta 20 litros diarios en promedio por vaca, en comparación con el promedio nacional de 4 litros diarios por vaca, que podría constituir la solución, y más aún en la perspectiva de las amenazas del cambio climático, a la dependencia que tiene el país con la importación de este producto. Esta importación, como lo demostró el doctor Ramírez Avendaño en las Jornadas de ASOCRICA de noviembre de 2009, en condiciones de subconsumo de sólo 81 lts/persona-año, cuando estándares internacionales de la FAO recomiendan 150 lts/persona-año, alcanza ya al 45% del consumo. La producción per cápita anual, de sólo 45 lts/persona-año, es la misma de hace cincuenta años, por lo que, si se quisieran alcanzar dichos estándares internacionales de consumo, la importación se dispararía hasta un 70%. Lara produjo, en 2003, 78 millones de litros de leche, que representaron el 6,5% del total nacional.

El ganado raza Carora está despertando un creciente interés en organismos internacionales, incluida la propia FAO, como alternativa de ganado lechero adaptado a las duras condiciones tropicales, donde constituye una opción más efectiva que las razas europeas o hindúes, y a las latinoamericanas como el Girolando brasileño, el Siboney cubano o el Holando argentino. El gobierno brasileño ha enviado delegaciones a Lara para conocer la experiencia, y se está organizando un congreso internacional sobre las potencialidades de la raza Carora para el próximo año. (Y encima puedo asegurar que, en catas amistosas de leche, a ojos vendados, que he organizado por diversión en mi casa, la leche La Pastoreña, producida con leches de ganado Carora en la empresa larense Convelac, tanto en su versión completa como en la descremada, ha resultado triunfadora contra cualquier otra leche nacional).

Pero el gobierno, en lugar de apoyar y darle alas a este sector estratégico, y como quiera que una experiencia así no cuadra con su catecismo "socialista", no se cansa de bravuconear y de amenazarlo, con frases como la atribuida al camarada Jaua de que "el gobierno sí tiene interés en el ganado Carora, pero sin los godos...", o de hacer circular tenebrosas listas de empresas expropiables, entre las que se ha incluido, entre otras, a Convelac, donde participan como socios cerca de 400 productores locales, y, en su lucha contra el capitalismo [nacional, se sobreentiende], no vacila en importar leche china, argentina o ecuatoriana a diestra y siniestra, con lo cual termina por estimular los capitalismos de otros países mientras hunde el de aquí, con nefastas consecuencias para la soberanía alimentaria nacional.

Opuestamente, el Estado hindú, por ejemplo, a través de una inteligente política de concertación con el sector privado, está impulsando una modalidad de producción lechera en pequeñas cooperativas que se ha llamado la "Revolución Blanca" y está convirtiendo a la India en la primera potencia lechera mundial. El crecimiento sostenido del sector lácteo en esta nación surasiática ha incidido decisivamente en la mitigación de la pobreza, en la desaceleración del crecimiento de la población desnutrida y en la mejora de los indicadores nutricionales. La producción de leche en este país ha aumentado de menos de treinta millones de toneladas en 1980 a alrededor de 87 millones de toneladas en 2003, para convertir a la India en uno de los mayores productores de leche en el mundo, y se espera que alcance el liderazgo indiscutido con la triplicación de esta última cifra para 2020. Más del 70% de esta producción procede de unidades familiares que sólo poseen una o dos vacas de razas locales altamente productivas, debido a su adaptación al ambiente tropical, a que se alimentan con forrajes locales y a que, en su mayoría, son cuidadas celosamente por mujeres con un alto sentido de responsabilidad hacia sus hogares. La producción láctea representa más de la mitad de los ingresos de las familias sin tierras, y alrededor de un cuarto de los ingresos de los hogares rurales indios en general. La clave de la revolución láctea de los pequeños productores y de esta singular revolución blanca ha sido la exitosa adaptación de las estrategias originalmente desarrolladas por Nestlé, en Suiza, y la expansión de una vasta red de cooperativas lecheras en escala nacional, que comenzó en el estado tropical de Gujarat, hacia el extremo centrooeste del país, hace más de medio siglo, y que creció aceleradamente desde 1970, con la llamada “Operación Abundancia” y el control de calidad de la famosa marca lechera “Amul”, apoyada por el Gobierno Indio, la empresa privada Anand Milk Union Limited, la FAO y el Banco Mundial, quienes han aportado financiamiento y tecnologías tanto físicas como sociales. El número de cooperativas pasó de una en 1970 a más de cien mil en 2002, y de unos pocos hogares a más de 11,2 millones de participantes en cooperativas lecheras comunales durante el mismo lapso. La disponibilidad de leche por persona en la India está actualmente en el orden de 90 litros/persona-año, y el gasto en leche representa actualmente el 15% del gasto total alimentario en las zonas rurales.

Además, Lara posee una capacidad productiva significativa en ganadería bovina, porcina, caprina, en productos avícolas diversos, y en queso y otros derivados lácteos. Según los últimos datos que hemos conseguido, Lara produjo, en 2003, casi 200 mil cabezas de ganado caprino, considerado a menudo como la vaca del pobre, y más de 20 mil de ovinos, que representaron el 42,4% y el 14,5% del total nacional, mientras que en 2004, un mal año, produjo cerca de 140 mil de uno y cerca de 16 mil del otro, que significaron el 30% y el 9% del total nacional. El estado poseía, en 2004, rebaños de cerca de 140 mil cabezas de bovinos, 110 mil de porcinos, 260 mil de caprinos, y 30 mil de ovinos, y produjo más de 310 millones de huevos para el consumo y fértiles, más de 100 millones de litros de leche, y más de 2,7 millones de kilogramos de queso. El estado cuenta con el más importante y tecnologizado matadero industrial de bovinos y porcinos del país, el Matadero Industrial Centro Occidental, MINCO. No obstante, el desempeño de todo este sector está teniendo lugar en condiciones de adversidad e incertidumbre, pues la importación de carne, por ejemplo, ha pasado de un 2% del consumo nacional, en 1998, a un 52% del mismo en 2009. La Federación Nacional de Ganaderos, Fedenaga, ha denunciado que la actual política de expropiaciones estatales ha determinado que más de 250.000 ha productivas hayan dejado de serlo.

Hasta el presente, los esfuerzos de producción de cárnicos y lácteos se han apoyado, principalmente, aunque con excepciones, sobre todo por el lado de la intervención de ciertas universidades, como la Universidad Centro-Occidental Lisandro Alvarado, UCLA, en iniciativas privadas, a menudo forzadas a marchar en contracorriente ante las iniciativas estatales. Sin embargo, dada la precariedad de las condiciones territoriales, la falta de apoyo científico, tecnológico y financiero efectivo, y, recientemente, la desleal competencia estatal y su régimen de importación indiscriminada de alimentos, la tendencia espontánea actual del sector es hacia la pérdida de dinamismo. Se requiere urgentemente de políticas, por ejemplo, para disminuir la incertidumbre sobre el futuro del sector, enfrentar la escasez y encarecimiento de los alimentos importados concentrados para animales, a través del desarrollo de pastos y plantas forrajeras autóctonas, y para enfrentar la tendencia de la mayoría de los rebaños, excepto los lecheros, a la degeneración genética debida a los cruces consanguíneos y las adversas condiciones ambientales.

Producción industrial

Según cifras divulgadas por Conindustria, en 2004 el estado Lara contaba con 475 establecimientos industriales, que representaban el 7% del total nacional, con lo cual se convertía en la sexta principal entidad industrial del país. Estas cifras, no obstante, han venido decreciendo, puesto que apenas en 2001 se disponía de 626 establecimientos, y en 2002 de 529 establecimientos, a la par que se ocupaba el quinto lugar en el plano nacional. Se estima que, desde la crisis del Viernes Negro, cuando se devaluó drásticamente la moneda nacional y se encareció enormemente la importación de equipos e insumos, en el estado Lara se detuvo e incluso comenzó a involucionar el proceso de industrialización que comenzó con la creación de la primera zona industrial de Barquisimeto, en 1965, y con el cual se llegaron a instalar, en esta y en zonas aledañas, más de 700 establecimientos industriales en los primeros años ochenta.

De los 475 establecimientos existentes en 2004, 36 correspondían al estrato conocido en las estadísticas nacionales como gran industria (más de 100 trabajadores), 117 a la mediana industria (20 a 100 trabajadores) , y 322 a pequeñas industrias (5 a 20 trabajadores). El 51,8% de las industrias larenses se dedicaban a la producción de alimentos y bebidas, con, por ejemplo, Chocolates El Rey, segunda empresa chocolatera del país (después de Nestlé), con su más que delicioso chocolate Carenero superior, fuerte candidato a estar entre los mejores del mundo -y también ganador en mis catas caseras...-, Pasta Capri, otro baluarte de la calidad industrial, aunque, como todo el sector pastero, dependiente de las importaciones de trigo y la disponibilidad de divisas, y, ahora, también de las nuevas trabas aduanales, Ron Cacique, también segundo en su ramo (después de Ron Santa Teresa), y muy orientado a la exportación, la citada Convelac, y el mencionado matadero industrial MINCO; 14% a la fabricación de productos minerales no metálicos, cerca del 10% a la producción de productos químicos básicos y sus derivados, 10% a la fabricación de componentes de maquinaria pesada y equipos, cerca del 9% a la manufactura de plásticos, cerca del 5% al procesamiento de metales comunes, y cerca de 1% a la fabricación de papel.

En valor agregado, la industria larense generó, ese mismo año 2004, el 12% del valor de la producción alimentaria, el 17% de la producción de productos no metálicos, el 11% de la manufactura de metales comunes, el 10% de la producción nacional de productos químicos, el 8% de la producción de plásticos, y el 25 de la producción de papel. El estado posee 1270 ha desarrolladas, dotadas de servicios y legalmente autorizadas desde hace más de cuarenta años, para uso industrial, principalmente en el área de Barquisimeto, con una política que ha priorizado el desarrollo del área de alimentos y bebidas, pero que el actual gobierno, con su fobia que más que anticapitalista pareciera antiproductiva, está pretendiendo desmantelar dizque para construir viviendas para los pobres.

Actividad comercial

La función comercial, tradicional fortaleza económica del área de Barquisimeto, se ha mantenido, sobre todo después de que, audazmente, se decidió convertir, hace treinta años, al Mercado Mayorista de Barquisimeto, en el principal centro de acopio y distribución de alimentos a nivel nacional. La capital larense cuenta con amplias vías de acceso terrestre para el transporte automotriz, con una línea férrea que la comunica con el principal puerto del país, Puerto Cabello, así como con un aeropuerto internacional y servicios especializados de aduana y afines. Llama la atención, sin embargo, que en ciertos aspectos, como el del transporte ferroviario, Lara posee hoy una infraestructura de transporte inferior a la que tenía hasta 1947, cuando Barquisimeto estaba conectado no sólo a Puerto Cabello, sino también a Tucacas, San Felipe, Valencia, Caracas y La Guaira, a través de ramales diversos y, especialmente, de los entonces llamados Gran Ferrocarril Caracas-Valencia y Eje Caracas-La Guaira.

La ciudad también ha desarrollado una importante capacidad informática y de consultoría, que da apoyo a las actividades agrícolas, industriales y comerciales de la región. Todo esto contribuye a dotar a Lara de importantes ventajas, tanto competitivas como cooperativas, para convertirse en un genuino y sustentable emporio de riqueza agrícola y agroindustrial.

Servicios diversos

En materia de servicios de salud, el estado ha contado con una red de hospitales y clínicas de primer orden y altamente eficiente, con la peculiaridad de una estrecha cooperación entre el sector público y privado, y con un liderazgo propio, en donde se han destacado los hermanos Finizola, médicos abnegados y promotores de la Asociación Cardiovascular Centro Occidental, ASCARDIO, que, junto a Fundasalud, coordinaba todas las iniciativas del sector. Todo esto se ha venido desmantelando por parte del actual gobierno, quien, en nombre de una fantasía "socialista", ha arremetido contra el sector privado, deteriorado la calidad del sector público y eliminado la valiosa interfaz entre ambos, no pocas veces acusando a honestos líderes regionales de mercachifles "capitalistas".

Actividad turística

El sector turístico larense comprendía, según el último Anuario estadístico de Venezuela disponible, el de 2003, 115 establecimientos de alojamiento turísticos, con más de 3 mil habitaciones, de los que 12 eran hoteles clasificados, con cerca de 800 habitaciones, y el estado cuenta con un buen número, pero que no pudimos precisar, de restaurantes y otros centros de expendio de comida, no pocos de ellos especializados en la comida regional. Hemos tenido noticia, pero aún no la conocemos con propiedad sino de pasadas, de la emergencia de una original red de posadas, llamada la Ruta de las Posadas, que está estableciendo nuevos paradigmas de servicio turísticos.

Indudablemente, el sector turístico en Lara, como a nivel de todo el país, tiene un enorme potencial a futuro, aunque para ello, aparte de importantes inversiones en infraesructura, se requiere de una verdadera revolución cultural que haga del venezolano, y del larense, en particular, un verdadero amigo y anfitrión del turista, tanto nacional como extranjero, y de una revolución en materia de seguridad social, que tumbe dráticamente los horripilantes índices delictivos actuales. Con la actual y casi xenófoba política oficial, que convierte en sospechoso de oligarca y capitalista a todo aquel que no tenga pinta de habitante de barrio, y con los constantes desvalijamientos y atropellos contra los pocos turistas extranjeros que osan pisar el suelo patrio, es obvio que seguiremos a la cola de toda América Latina en esta materia, y que aquellos catires nórdicos, ansiosos de sol, playas y vivencias tropicales, continuarán prefiriendo otros destinos, incluyendo al cubano, en donde no han llegado a los desafueros alcanzados vernáculamente. A la hora de enseriarnos con esta importante actividad productiva y creativa, es mucho lo que Lara y toda Venezuela tendría que aprender de Mérida, el estado que hoy por hoy es una excepción a la regla en materia de atención esmerada al turista.

Nivel y distribución de ingresos

Por ingresos y para el año 2001, pero convertidos a la moneda vigente desde el 1 de enero de 2008, el 68% declaró percibir ingresos por su trabajo iguales o inferiores a Bs.F. 200 mensuales, el 19% declaró percibir ingresos entre Bs. F. 200 y 500 mensuales, el 5% entre Bs.F. 500 y 1000 mensuales, y menos del 2% por encima de Bs. F. 1000 mensuales. En términos del ingreso de los hogares, de un total de aproximadamente 320.000 hogares, el 42% reportó ingresos totales procedentes del trabajo, exceptuado el servicio doméstico, inferiores a Bs.F. 200 mensuales, el 34% entre Bs.F. 200 y 500 mensuales, el 14% entre Bs.F. 500 y 1000 mensuales, y sólo el 6% más de Bs.F. 1000 mensuales.

En cuanto a los ingresos actuales por sectores, sólo se sabe que, para ese mismo año de 2007, el ingreso promedio de los ocupados en el sector primario o principalmente agrícola fue de Bs.F. 498 mensuales, en el sector secundario o principalmente industrial fue de Bs.F. 793 mensuales, y en el sector terciario o de servicios fue de Bs.F. 794 mensuales.

La pobreza en Lara

La pobreza en el estado Lara, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística, INE, en su Mapa de la pobreza, 2001, con cálculos propios y del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, pasó de un 49,8% de hogares pobres, es decir, con necesidades básicas insatisfechas, en el censo de 1981, a 43,3% en el censo de 1990, a 29,8% en el censo de 2001, mientras que la pobreza extrema, asociada al hambre, pasó del 27,4% en 1981, a 21,0% en 1990, a 7,7% en 2001. La falta de servicios básicos en las viviendas ha resultado, en todos los casos, el componente de mayor impacto en la determinación de la pobreza de los hogares larenses. El indicador nacional de hogares en situación de pobreza fue, para los mismos censos nacionales, de 40%, 38,5% y 27,6%, respectivamente, mientras que los de pobreza extrema fueron, para iguales años, de 19,6%, 16,3% y 7,0%, de donde se deduce que, en materia de pobreza de cualquier tipo, el estado Lara ha permanecido en situaciones más graves que el promedio de todo el país.

Sin embargo, cuando se examinan con mayor desagregación los datos disponibles, resulta que, por ejemplo, la ciudad de Barquisimeto, en 2001, tuvo un índice de hogares en situación de pobreza de 26,5%, por debajo del promedio nacional, y en situación de pobreza extrema de 6,7%, también ligeramente por debajo del promedio nacional; e inclusive el municipio Palavecino, equivalente a los municipios del este de Caracas, tuvo un índice de pobreza, para ese mismo año, de sólo 13,2%, y de pobreza extrema, de sólo 3,1%, ambos resueltamente por debajo del promedio nacional respectivo. Pero, opuestamente, cuando se examinan los indicadores para los municipios restantes del estado Lara, distintos de Iribarren y Palavecino, entonces resulta que el índice de pobreza se va a 36,5%, muy por encima del 27,6% nacional, y el de pobreza extrema se va a 11,0%, también significativamente más elevado que el 7% nacional. Como se verá más adelante, es precisamente en estos municipios con mayor pobreza en los que triunfa el chavismo, y justo en los de menor pobreza en donde triunfa la oposición, con lo cual reforzamos la idea que traemos de artículos anteriores de que la actual extrema polarización política que padece Venezuela es el resultado de una incapacidad para encontrar vías de superación a la polarización social.

A manera de epílogo

La economía actual del estado Lara es lo más parecido a lo que probablemente sería la actividad económica nacional de no haber ocurrido la distorsión rentista que, a partir de las primeras décadas del siglo XX, llevó a todo el país a depender de los ingresos fiscales centrales y provocó un desordenado éxodo campesino que está en la raíz del fenómeno de la marcada exclusión social y la informalización de la economía que padecemos en el presente.

Este dramático proceso de la casi súbita conversión de Venezuela de un país agrícola en un país rentista petrolero, que quizás Arturo Uslar Pietri ha estudiado y descrito como nadie en múltiples trabajos, está en la raíz de todos nuestros problemas y extravíos contemporáneos. Y, en el proceso de búsqueda del rumbo sustentable del que nos hemos alejado, quizás según el estilo de las terapias psicoanalíticas que intentan rebobinar al individuo adulto, retrotrayéndolo a los traumas de su infancia y adolescencia para que discrimine y comprenda los orígenes de sus conflictos presentes, podría tener sumo interés comprender la dinámica de evolución del estado Lara.

Es probable que este estado, que llegó a desplegar una muy importante actividad agrícola, comercial y cultural antes de la dependencia rentista, y que se ha esforzado, a contracorriente, en mantenerla, sea uno de los lugares en donde haya que buscar importantes e indispensables hilos perdidos en el proceso de nuestra historia contemporánea. Lara quizás sea, como lo venimos adelantando, la entidad que ha permanecido relativamente más inmune a la avalancha de deterioro social que hemos padecido y en donde podríamos hallar algunas claves valiosas para la reconstrucción nacional. De allí la idea de esta experiencia piloto que estamos acariciando e invitando a otros a compartir.

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