viernes, 4 de septiembre de 2009

Nuestras capacidades procesales programativas

El derrumbe del mundo antiguo grecorromano no fue el resultado de la lucha entre las clases sociales que albergaba en su seno sino del colapso o agotamiento, catalizado por las invasiones de los pueblos periféricos, de las capacidades vinculadas a sus estructuras, procesos y sustancias de vida, o, en síntesis, de su sistema de vida. Como a todos los organismos vivientes, a la sociedad romana occidental se le agotó su ciclo de vida y le tocó morir. Sólo que dejó, según la brillante metáfora de Toynbee, una especie de crisálida o capullo, plasmada en la iglesia y los monasterios cristianos e incubada luego por los mal llamados pueblos bárbaros, a partir de lo cual nació, casi tres siglos más tarde, un nuevo sistema o clase de sociedad, con estructuras, procesos y sustancias de vida radicalmente diferentes de aquéllos de su sistema predecesor.

Cuando, alrededor del año 800, Carlomagno y su corte decidieron establecer una estrecha alianza con el papado -al cual comenzaron a proteger a cambio de la legitimación por derecho divino-, crear una biblioteca real y una academia para la instrucción de los caballeros francos, y llamar a todos los sabios y estudiosos de los principales monasterios para hacerlos partícipes de la instrucción de los nobles y de la creación del Imperio Carolingio, en realidad estaban fundando una nueva civilización, la Occidental, y no estaban actuando como patricios ni como plebeyos, ni como amos o esclavos al estilo antiguo, sino ya como la nueva nobleza que, aliada con el clero para ejercer su hegemonía sobre el pueblo llano o pueblo a secas, instauraba un nuevo sistema o clase de vida, al que denominaremos, en general, sociedad media, y en particular, en su versión clasista, sociedad jerárquica. Y así como la emergencia de los reptiles conllevó la transformación de todas las capacidades de los anfibios hasta constituir una nueva clase de seres vivos, la sociedad media inauguró simultáneamente una nueva anatomía, estructurada, como ya lo hemos examinado, en torno a las capacidades mediáticas; un nuevo tipo de proceso o ciclo de vida característico, que empezaremos a explorar en este mismo artículo, potenciado con las etapas de programación y administración; y un nuevo conjunto de sustancias de vida, articuladas, como ya lo hemos insinuado, y desarrollaremos más adelante, alrededor del recurso información.

Por supuesto que esta nueva sociedad media no se creó desde un vacío, sino que, como todo esfuerzo creativo o reproductivo, emergió gradualmente a partir de los aportes genéticos o embrionarios gestados en los organismos que la procrearon. Las bibliotecas, las academias de instrucción de élites, la capacitación de monjes profesionales, el uso de documentos, manuales, textos y planos, la evolución de las técnicas agrícolas, el diseño y construcción de máquinas cada vez más complejas como los molinos de viento, los hornos de fundición y las ruedas de agua, y, en general, la transformación del trabajo artesanal en trabajo técnico, ya se venían gestando desde los días griegos y romanos, pero, debido a la disponibilidad de abundante fuerza de trabajo esclava y de la inexpugnabilidad de las grandes ciudades del imperio, sólo constituían elementos aislados o subordinados dentro del sistema social en su conjunto. En cambio, con los godos, los mismos elementos se perfeccionaron y convirtieron en elementos centrales de la estructura y los procesos de vida del nuevo sistema. La aparición de éste tuvo lugar no de la manera enigmática o misteriosa que cierto saber popular quiere resaltar cuando pregunta: "¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?" -lo cual contemporáneamente bien podría ser un chiste entre biólogos-, sino a través de un proceso evolutivo, iterativo o por aproximaciones sucesivas que gradualmente dio lugar a las nuevas estructuras y procesos a partir de los anteriores. La idea inicial de Carlomagno y los suyos fue restaurar el imperio romano, pero, al calor de sus actuaciones, esta incepción se fue transformando hasta dar origen a un verdadero programa de construcción de una sociedad radicalmente distinta de la romana.

Cada vez que realizamos un esfuerzo creativo, verbigracia, este mismo blog, la idea inicial o incepción, que invariablemente ya está apoyada en experiencias anteriores, no contiene nunca toda su concreción posterior, sino que experimenta cambios o transformaciones iterativas a lo largo de su puesta en práctica, o sea que la idea -el huevo o embrión- del blog se engendra a partir de, y se modifica con, su plasmación en la realidad concreta -la gallina-, lo cual da lugar a nuevas ejecuciones y nuevas ideas y así sucesivamente. Esto, que por cierto es muy distinto de la improvisación o del "como vaya viniendo vamos viendo", convierte en impertinente la pregunta dilemática o excluyente que alguien podrá hacer en el futuro acerca de qué fue tajantemente primero si la idea o las expresiones prácticas del blog. Y no importa con qué horizontes de análisis contemplemos el asunto: las ideas siempre surgen de la interpretación de experiencias o de la reflexión sobre prácticas o acciones diversas, pero es igualmente cierto que tales experiencias y prácticas siempre están inspiradas por ideas, por lo cual carece de sentido preguntarnos qué es más importante, si las ideas, es decir, la cultura, o las experiencias, valga decir la producción, la ocupación del territorio, las actividades transformadoras, etc. La mente es inconcebible sin la existencia de un cuerpo que la sustenta, pero el cuerpo sin la mente es un muñeco inerte.

Sin despreciar el vuelo intelectual anterior, pero aterrizando, diremos ahora que al proceso de vida característico de las sociedades medias lo podemos definir con la fórmula: (Incepción) - Propositación - Programación - Construcción -Operación - Administración - Distribución - (Finalización), para un total de seis etapas principales, conectadas no linealmente, una estrictamente después de la otra, sino iterativamente, o sea, con avances, retrocesos, solapamientos, anticipamientos, al estilo de todo lo viviente. Nunca somos absolutamente niños para después ser absolutamente adolescentes y luego absolutamente etcétera, sino que en cada etapa de nuestra vida, sin que podamos saltarnos ninguna, prefiguramos rasgos de las etapas de nuestra vida futura, y viceversa, nunca dejamos completamente atrás lo que fuimos sino que en alguna medida seguimos siendo los mismos.

Aunque podríamos detenernos en exponer como todas y cada una de las etapas de los procesos medios de vida, en cualquiera de los ámbitos estructurales que ya hemos presentado, adquieren nuevas dimensiones o rasgos en relación a sus equivalentes en los procesos tradicionales de vida, dejaremos como ejercicio para nuestros lectores la reflexión acerca de cómo la incorporación sistemática del nuevo recurso información afectaría la realización de las etapas de construcción, operación y distribución, y nos limitaremos aquí a considerar algunas características de la etapa de programación -dejando para el próximo artículo la de administración. No sin antes dejar sentado, a modo de sugerencia ilustrativa, que, por ejemplo, la etapa de propositación, en la nueva racionalidad media, con sus expandidas posibilidades de abstracción, tendería a centrarse no en el enunciado de resultados tangibles a obtener, en términos de lenguaje objeto u ortolenguaje, sino de objetivos a alcanzar, expresados en un lenguaje de clases de objetos o metalenguaje, que demanda, por una parte, razonamientos lógicos, y, por otra, soportes de datos y documentos como si fuesen sus anexos.

¿Enredado? Intento aclarar: mientras que los resultados expresan logros tangibles y visibles a obtener, eventualmente reemplazables con los objetos concretos mismos obtenidos, los objetivos expresan, a un nivel más abstracto, clases de resultados a alcanzar. Alimentarnos con frutas o redactar un informe son resultados a obtener, que eventualmente pueden darse a entender reemplazando las palabras por la acción de comer las frutas o por la presentación del informe redactado mismos, y de allí lo del lenguaje objeto (en donde las palabras pueden, en buena medida, reemplazarse por los objetos que representan). Por otro lado, satisfacer los requerimientos nutricionales de vitaminas o dar soporte a la toma de una decisión de compra de un inmueble son objetivos a alcanzar, que sólo pueden comprenderse a través de operaciones lógicas de la mente y de un pensamiento a un mayor nivel de abstracción en términos de clases de objetos, y de allí lo del metalenguaje, que exige como soportes, según el mismo ejemplo, datos y/o documentos sobre las clases de vitaminas y sus alimentos portadores, sobre las características del inmueble, etc. (o sea, de referencias que permiten que la mente capte las nociones sobre las clases de objetos involucrados). ¿Sigue enredado? Entonces tengan calma y no se me asusten ni se vayan del blog, que poco a poco espero que iremos entendiéndonos cada vez mejor (y no olviden que una de las ventajas de este medio es que pueden regresar aquí cuando quieran o inclusive preguntarle, observarle o reclamarle algo a este pichón de "bloguero").

La actividad de programación, en general, con sus equivalentes de diseño detallado a nivel del trabajo productivo, de elaboración de un guión de actuación o de un boceto, esquema creativo o doctrina a nivel cultural, o de formulación de un plan de acción, un programa partidista o una reglamentación institucional a nivel político, o del diseño instruccional y la elaboración de un programa o pensum de estudios a nivel de procesos mediáticos de instrucción, etc., es aquella en donde, después de la formulación o definición de propósitos, y como guía para la posterior etapa de construcción o de creación de instituciones, se elaboran documentos, planos, guías, normas, instrucciones, reglamentaciones o afines para guiar el proceso de creación de los medios, insumos o instituciones que, a su momento, servirán para realizar las actividades operativas o de ejecución correspondientes. Lo que en los procesos de construcción de herramientas artesanales, de menor complejidad, estaba sólo en la mente del constructor, ahora queda soportado por medios informativos que permiten reducir la complejidad durante los más exigentes procesos de, por ejemplo, el armado de equipos técnicos. Mientras que la construcción de una canoa o una churuata indígena puede efectuarse sin apoyo en plano alguno, la construcción de una carabela o edificio requiere necesariamente de planos de apoyo que se elaboran durante la etapa previa de programación o diseño detallado.

El desarrollo de las capacidades procesales programativas es impensable sin la adquisición simultánea de las capacidades estructurales mediáticas para la comunicación mediante instrucciones, planos, documentos y similares, y sin las capacidades sustanciales informativas correspondientes. Sin la instrucción formal o semiformal o sin la existencia de medios avanzados de impresión, difusión o reproducción de información, que han sido, como ya dijimos, componentes esenciales de la estructura de capacidades mediáticas, no es posible el manejo sistemático de información y tampoco la adquisición de la capacidad de programación o diseño detallado, y viceversa. La instrucción, entendida como un caso singular de comunicación, es como el corazón motorizador de todo el torrente de información que circula en las sociedades medias y que se constituye en una especie de tercera gran dimensión de la realidad, después de la segunda gran dimensión que es la parafernalia de objetos y obras de infraestructura creados por el hombre, que gravitan en torno al territorio y se superponen, por decirlo de algún modo, a la primera realidad que es la natural.

Tenemos muchos motivos para pensar que entre los factores que determinaron la derrota aplastante de los contingentes indígenas autóctonos a manos de los conquistadores ibéricos esuvieron no sólo las armas y artefactos materiales, su dotación de animales especializados, y su mayor resistencia ante el contagio de enfermedades, sino también, y cuidado si sobre todo, la ventaja enorme que significó su capacidad procesal de programación, desconocida para las sociedades tradicionales indígenas, con base en informes, mapas, globos, planos, datos registrados, etc. Sospechamos que simplemente la mucho más profunda comprensión de la geografía del nuevo mundo, y la consiguiente elaboración de tácticas de dominación basadas en ella, constituyó una ventaja decisiva de los ibéricos, lo que equivale a decir que muy probablemente los inofensivos globos terráqueos constituyeron un arma más efectiva que los bastante mortíferos arcabuces y cañones.

La situación actual en nuestra América Latina, en donde creemos que todavía prevalecen, aunque con enclaves modernos, el modo y los procesos de vida de las sociedades jerárquicas, guarda todavía demasiadas analogías con la de hace cinco siglos. Sólo que ahora, si bien poseemos mucha más independencia política y capacidades propias de programación y administración -aunque no precisamente avanzadas, debido a nuestras fallas ya examinadas en las capacidades de propositación y a que no se puede programar aquello sobre lo que no se tienen objetivos claramente definidos-, resulta que nuestros dominadores poseen capacidades mucho más poderosas de evaluación de alternativas, de planificación o diseño experimental y conceptual, o de investigación científica y desarrollo, y, con ellas, de innovación y liderazgo tecnológico, que nos llevan a no dar pie con bola en nuestros afanes por superar nuestra dependencia. Y, para completar, nuestros chances de salir de abajo se reducen cuando no nos damos cuenta de lo que nos pasa y actuamos obsesionados por el odio contra el imperio.

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