martes, 5 de mayo de 2009

El enfoque transformador para armar nuestro rompecabezas latinoamericano

Podemos decir que tres han sido hasta ahora los principales enfoques empleados para intentar armar el rompecabezas latinoamericano: uno, el principal o dominante, al que para evitar etiquetas raídas podríamos llamar el método conformador, consistente en el empeño de construir aquí lo que ya se ha probado en otras latitudes, amoldando o conformando nuestra realidad según un patrón o modelo preestablecido, como si el rompecabezas debiera parecerse a otro que ya se armó previamente. Este enfoque pareciera decir algo así como que "empecemos por armar las piezas relacionadas con el goce de libertades de los más capaces, tal y como ya lo han hecho otras naciones más adelantadas -por regla general las europeas y los Estados Unidos- y con el tiempo armaremos el rompecabezas completo". Esto tiene la ventaja de que permite avanzar rápidamente con el armado de algunas de las primeras grandes piezas, y hasta insertar conjuntos completos traídos de otros lados, pero ha tenido el grave inconveniente de que a la larga, incluso con las variantes más progresistas del método, deja sueltas y excluidas la mayoría de las piezas pequeñas, medianas y hasta grandes disponibles.

Un segundo método, al que podemos designar como anticonformador y que en casi todas las naciones latinoamericanas ha sido aplicado de tiempo en tiempo, por regla general como reacción ante los estragos del método anterior, consiste en llevar la contraria a los conformadores, en proclamar que en esencia debemos rechazar las influencias exógenas y exaltar las endógenas, y empeñarnos en no parecernos a nadie y sobre todo a las sociedades modernas. Tal enfoque sugiere que "tenemos que armar primero la mayoría de piezas menudas y semejantes, hasta que la mayoría satisfaga sus necesidades y tome las riendas de la sociedad, y luego veremos como armamos el resto". Con esto pronto se movilizan grandes masas sociales y se aprovechan energías dormidas por siglos, pero con el tiempo se cometen demasiados errores, hay que ejercer demasiados controles y cercenar demasiadas libertades, no se resuelven los problemas y se ignoran experiencias, lecciones y soluciones que ya han sido útiles y probadas en otros contextos, por lo que el armado del rompecabezas entra en un proceso de estancamiento, cuando no de descomposición.

Cuando, cansados del vaivén entre los enfoques anteriores, o aturdidos por los golpes o traumatimos sufridos, pareciéramos no saber qué hacer, entonces entramos, con el tercero, en una especie de letargos cataformadores, y nuestras sociedades por hacer entran en una suerte de fase de crisálida o capullo dormido, casi siempre bajo la tutela de alguna dictadura hibernante, hasta que algo o alguien, comúnmente la tan esperada pero siempre sorpresiva muerte del anciano omnipresente, nos hace despertar, para volver pendularmente a intentar modernizarnos o desmodernizarnos, y así sucesivamente, si no por los siglos de los siglos amén, al menos por las décadas de las décadas cuasiamén.

En el artículo "Nuestro rompe-cabezas latinoame-ricano" dijimos que en este blog nos empeñaría- mos en impulsar un nuevo enfoque para la construcción de nuestra América Latina, y ahora afirmamos que éste pretende nada menos que constituirse en una alternativa ante los mencionados. A este enfoque que proponemos lo denominaremos transformador, pues plantea que el dilema de parecernos a las sociedades modernas de corte europeo o estadounidense versus no parecernos a ellas es falso, y que no se trata de dejar las riendas de la sociedad en manos de quienes gozan de más libertades o de aquellos que padecen más necesidades, sino de impulsar todos un gran esfuerzo colectivo de transformación de nuestras capacidades productivas, participativas, creativas, cognitivas, afectivas, comunicativas, etcétera, en multiples ámbitos: alimentarios, musicales, literarios, deportivos, ambientales, etc., de manera tal de atender nuestras ingentes necesidades, crear una base sólida y compartida para el ejercicio de nuestras libertades y descubrir al fin quiénes realmente somos y qué queremos los latinoamericanos.

Y de allí viene, otra vez, el origen del nombre que escogimos para nuestro modesto y a la vez ambicioso blog o cuaderno de bitácora: Transformando nuestras capacidades, lo que quiere decir: haciendo de la transformación de las capacidades de todos, y no del goce de libertades de unos pocos o de la satisfacción de las necesidades de otros muchos, la guía para armar nuestro rompecabezas, o sea, el motor fundamental para la construcción de nuestra América Latina.

4 comentarios:

  1. Distingues tres enfoques, cada uno con demasiadas etiquetas como para aprehenderlas. Creo que sería más potente desarrollar una distinción para cada uno y dotarla de significado.

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  2. http://locosporlapsicologia.blogspot.com/2009/02/analisis-de-la-pelicula-el-pescador-de.html

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  3. Ya tomé muy en cuenta tu sugerencia, Mary Carmen. Sólo te observo que con frecuencia, con razón o sin ella, me siento ante la coyuntura de tener que nombrar cosas y procesos que carecen de nombre, y entonces me planteo la disyuntiva de si distinguirlos nuevamente y punto, como si tuviese toda la autoridad para ello, o si aproximar su denominación a algúna expresión conocida, o si ensayar alguna combinación de las dos cosas. En la primera versión de esta entrega, creo que se me pasó un poco la mano con la tercera variante, mas luego, en parte gracias a tu sugerencia, la corregí y me incliné más por la primera. Te adelanto, sin embargo, que no es seguro que siempre, en futuras ocasiones, pueda hacerlo con igual facilidad, aunque ten por descontado que sí apreciaré el valor de tus comentarios.

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  4. ¡Caramba, Juan Ve! la verdad es que no quedé convencido de que tu comentario llegó completo a mi blog...

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